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La mujer que intentó ahogar a su hijo se enfrenta a una condena de siete años

Irina Petriskova, una ciudadana rusa de 35 años, se sentó ayer en el banquillo de la Audiencia de Málaga para ser juzgada por haber intentado ahogar el pasado verano a su hijo de ocho años en una playa de Torremolinos. El fiscal, que inicialmente pedía para ella una pena de 14 años de cárcel por asesinato en grado de tentativa, rebajó su petición al final de la vista, y terminó solicitando siete años por homicidio frustrado y el internamiento de la acusada en un centro de tratamiento psiquiátrico.Los hechos ocurrieron el 1 de agosto de 1999, en la playa del Bajondillo. Hacia las cuatro de la tarde, la mujer metió a su hijo en el agua, lo llevó a una zona donde el niño, que no sabía nadar, no hacía pie, e intentó ahogarlo. Unos bañistas notaron algo extraño y avisaron a los socorristas de la playa. Entre todos, y con ayuda de Protección Civil y de la Policía Local de Torremolinos, rescataron al niño, sacaron del agua a la madre y los separaron. Ella fue detenida e ingresó en prisión ese mismo día.

Los peritos psicólogos y psiquiatras que declararon en el juicio explicaron que en aquel momento Petriskova se hallaba sumida en una "depresión profunda". De hecho, diez días antes del suceso, había intentado acabar con su vida. Los peritos comentaron que, aunque no es lo habitual, una persona en estado de depresión puede llegar a atentar contra la vida de sus seres más queridos. El menor permanece apartado de su madre e ingresado en un centro de acogida desde que ocurrió el suceso.

Petriskova, que es ingeniera de profesión, aunque en España sólo llegó a trabajar como costurera, comentó que desde que llegó de Rusia oía "voces" que la insultaban y le decían que "iban a matar" a su hijo. Las personas que la trataron tras su detención y después de su ingreso en prisión relataron que se hallaba sumida en un estado grave de "tristeza y ausencia", y que ella misma se preguntaba "cómo era posible que una madre hiciera algo tan atroz y horrible con su hijo". Su hermano, con quien vivían ella y su hijo desde que se trasladaron a España, comentó que se había vuelto "muy extraña" desde que llegó.

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