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Modos

Las peticiones de los sindicatos mayoritarios de incluir en el nuevo pacto por el empleo la reducción de la jornada laboral a 35 horas y dedicar un espacio prioritario a la siniestralidad laboral, así como su aceptación por la Junta de Andalucía, vienen a constituir las primeras palabras de bienvenida a una política social de empleo seria. El intento de disminuir los altos niveles de paro en la comunidad y la mejora de la salud de los trabajadores, lógicamente tienen que incidir en una mayor y mejor calidad de quienes ocupan su tiempo en trabajar.La coincidencia entre sindicatos y Junta de Andalucía en estos puntos, sin perjuicio de que abordados puedan ser matizados, no puede verse sino como una actuación más dirigida a realizar la política de pleno empleo a que obliga el texto constitucional, y a tratar de lograr que la protección de la salud y seguridad de los trabajadores no queden para siempre en cualquier zanja mal nacida.

Sin embargo, esta coincidencia ni es bastante ni es suficiente. Para que el proyecto cuaje resulta indispensable la presencia positiva de los agentes económicos y el compromiso de que surja un nuevo pacto que, a través de medidas eficaces, constituya un paso adelante en la política social. Esta voluntad de compromiso, más allá de la mera presencia, no se observa en la CEA, más bien la contraria. El rechazo de entrada a la jornada de 35 horas para todos los sectores productivos, las palabras de su presidente reducidas a ironizar sobre la eficacia de las nuevas tecnologías y la ausencia de propuestas, así parecen refrendarlo.

Estos modos que, aparentemente, pudieran encontrar justificación en una forma de entender la negociación no favorecen la consecución del pacto, ya que introducen elementos de confusión. No cabe presumir que el presidente de la CEA no conozca que la mayor competitividad de las empresas pasa por su adaptación a las nuevas tecnologías y que, en este punto, ocupamos el antepenúltimo lugar en Europa, sólo delante de Portugal y Grecia, mientras que en siniestralidad el primero. Puestos en los que no encuentra cobijo la ironía, ni siquiera como justificación para negociar y, en cambio, reflejan la necesidad de un pacto eficaz.

EUGENIO SUÁREZ PALOMARES

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