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La segunda autopsia halla golpes en el cadáver del guineano que murió en comisaría

El cadáver de Antonio Augusto Fonseca, el ciudadano de Guinea Bissau muerto el sábado pasado en una comisaría de Lanzarote, presenta "algunos traumatismos, pero éstos, por sí solos, no pudieron causarle la muerte", según afirmó ayer el catedrático de Medicina Forense José Antonio García Andrade, que efectuó una segunda autopsia del cuerpo. El juez que investiga el caso autorizó una segunda autopsia a instancia de la familia de Fonseca, que no acepta los resultados de la primera necropsia. Según ésta, Fonseca falleció a consecuencia de una sobredosis tras haber ingerido bolas de droga para evitar que le fueran requisadas por la policía.

La hermana del fallecido, Amalia, así como la comunidad guineana en Lanzarote, consideran que la muerte se produjo por asfixia y que fue maltratado y golpeado por la policía tras ser detenido.

García Andrade dijo ayer que para determinar las causas del óbito deberá "realizar una exhaustiva investigación toxicológica", para lo cual tomó muestras de las vísceras del fallecido que se enviarán al Instituto Toxicológico de Tenerife para que se estudie si, como sostiene la versión policial, ingirió algún tipo de estupefaciente.

La abogada de la familia del fallecido, Amparo Banqueri, niega que Fonseca tuviese antecedentes por tráfico o posesión de drogas como aduce la policía y añade que existen testigos que afirman haber visto cómo la víctima era golpeada por agentes policiales e introducido en el maletero de un coche patrulla.

A juicio de Banqueri, la investigación deberá determinar por qué el cadáver presenta numerosos hematomas y las ropas que vestía el día del suceso tienen manchas de sangre.

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