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Una explosión siembra el pánico en un centro comercial de Manila

El balance de víctimas de un atentado con explosivos perpetrado ayer en el mayor centro comercial de Filipinas, en el centro de Manila, se eleva ya a un muerto y 11 heridos, según los medios de comunicación filipinos. La explosión del artefacto, al parecer, de fabricación casera, se produjo en los servicios femeninos de la quinta planta del centro, donde están situadas una docena de salas de cine. La víctima mortal es un joven de 24 años, que falleció en el acto y que trabajaba en el servicio de limpieza del edificio, que acoge en sus siete plantas, una de ellas subterránea, cientos de locales comerciales y restaurantes. La bomba causó roturas de cristales en el edificio y sembró el pánico entre los miles de personas que llenaban el centro, que abandonaron a toda prisa el edificio. La explosión es la segunda que se produce esta semana en un gran centro comercial de Manila, tras estallar el miércoles pasado otro artefacto, que causó una docena de heridos, en un edificio comercial del distrito financiero de Makati, a 10 kilómetros del lugar del atentado de ayer. La policía ha evitado por ahora relacionar las explosiones e indicó que por el momento nadie ha reivindicado la autoría, según explicó a la televisión local un portavoz de las fuerzas de seguridad.

En medio de esta ola de atentados, la policía filipina aseguró ayer que todo estaba preparado para iniciar la negociación con los secuestradores de las 21 personas retenidas en la isla de Jolo, mientras que el consejero presidencial, Roberto Aventajado, regresó a Manila tras el contacto de ayer con Abu Sayyaf. El jefe de la policía de Jolo, Cándido Casimiro, aseguró que habían desplegado 500 policías en Jolo, una isla situada 960 kilómetros al sur de Manila, para garantizar la seguridad de la reunión formal entre Abu Sayyaf, el grupo separatista musulmán que mantiene a los rehenes, siete de ellos turistas europeos, y el equipo oficial de mediadores.

Las negociaciones "podrían comenzar mañana [por hoy]", dijo Casimiro, quien insistió en que "ya está todo preparado". El tan esperado acontecimiento, que podría suponer la liberación de todos los rehenes, o al menos de la mujer alemana enferma Renate Wallert, tendría lugar un mes después del secuestro, ya que los retenidos cumplieron ayer cuatro semanas de cautiverio desde su aprehensión en una isla de Malaisia y después trasladados hasta el sur de Filipinas.

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