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La familia del guineano muerto en una comisaría cree que fue maltratado y exige otra autopsia

Jorge A. Rodríguez

La familia de Antonio Augusto Fonseca Méndez, el ciudadano de 32 años natural de Guinea-Bissau que falleció el sábado pasado en la comisaría de Arrecife de Lanzarote, ha exigido una nueva autopsia al cadáver porque no se cree la versión oficial de que falleció al tragarse varias bolas de droga. La Administración y la Cruz Roja aseguraron ayer que su muerte fue "por sobredosis", tal como figura en la autopsia y en el parte de la ONG, pero Amalia Fonseca, hermana de Augusto, y su marido, Teotoño Ca, insisten en que recibió una paliza y que murió asfixiado.

Antonio Augusto Fonseca vivía en la calle de la Estafeta, en Madrid, con su segunda esposa -su primera mujer reside en Portugal con la hija, de ocho años, de ambos-, pero llevaba cuatro días en Arrecife de vacaciones con su hermana Amalia. La noche en que lo arrestaron acababa de salir de un pub y, según sus familiares, había ido a cambiarse a la casa de ésta, en la calle Igualdad. Eran las 2.30 del sábado."Cuando bajó a la calle, dos policías de un coche patrulla le pidieron los papeles. Aquí sabemos que, si te llevan a Extranjería, en dos o tres días como máximo estás en la calle. Pero, como él era nuevo aquí, se resistió, aunque tenía todo en regla", explica su cuñado, Teotoño Ca, para quien la detención de Antonio fue un acto "de racismo auténtico".

La hermana de Fonseca escuchó la disputa y se asomó al balcón. "Vio cómo se resistía. Los policías forcejearon con él, lo esposaron y lo metieron en el maletero de un coche, un Citröen BX, creo, mientras él gritaba 'sacadme de aquí, sacadme', porque era una persona grande y fuerte y tuvieron que forcejear para meterlo", agrega Ca. Eran las 3.00.

Amalia acudió al día siguiente a la comisaría para interesarse por su hermano. "Nos mandaron al juzgado, donde nos dijeron que Antonio estaba en el cementerio, muerto", sigue relatando Ca. Hasta allí se desplazaron los familiares del fallecido, que lograron entrar en el depósito y fotografiar el cadáver: "Tiene golpes por todas partes. Sangre en la ropa y los zapatos, en los dedos. La cara la tiene amoratada y en la parte derecha tiene un hundimiento", asegura su cuñado, que agrega otro dato: "El señor que estaba en el cementerio nos dijo que había muerto por asfixia".

Esta versión de los hechos coincide en parte con la policial, pero con un matiz: los agentes indicaron que Antonio no sólo se resistió, sino que salió huyendo y que, antes de ser detenido, cayó al suelo, donde siguió manteniendo "una actitud agresiva". El parte policial describe así su muerte, ya en comisaría: "[Antonio Augusto] mostró síntomas evidentes de encontrarse mal, entrando en un estado de semiinconsciencia, por lo que de manera urgente se requirió la presencia de la Cruz Roja (...), comprobando que tenía muy débil el pulso (...) sin que pudiera reanimar al mismo, informándose de su muerte".

La Cruz Roja confirmó ayer este relato. "En el parte, el médico de la ambulancia medicalizada consigna que fue éxitus [muerte] por sobredosis [de drogas]. Intentaron reanimarle, pero no respondió". La autopsia va en esta línea: "El examen descarta que la muerte se produjera por traumatismos externos" y revela que el cadáver presentaba "erosiones en el esófago, lo que avala la tesis de que murió por ingestión de droga, ya que los médicos aseguran que es una lesión normal cuando se toma una sustancia tóxica", dijo ayer el director insular de la Administración del Estado, Francisco Cabrera.

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Los hematomas

Otros medios agregaron que el fallecido presentaba "un edema pulmonar agudo", una brusca acumulación de sangre en los pulmones, que provoca en la víctima sensación de "sofocación y muerte inminente". Cabrera, que reconoció que éste es "un asunto feísimo", agregó que se está a la espera de los resultados de la prueba de toxicología, encargada por el Juzgado de Instrucción número 1 de Arrecife, para determinar si el cuerpo presenta restos de estupefacientes. No obstante, admitió: "La fotos que tomó la familia muestran algún traumatismo, quizás provocados por la acción de detenerle, pero la autopsia avala que el fallecimiento no fue provocado por los traumatismos externos".

La familia, que aún no tiene la autopsia, insiste en que su pariente fue maltratado. "Hay muchas cosas que no cuadran y ya sabemos que por tragarse una bolita de droga sin más no pasa nada", explica Ca.

La abogada designada por los familiares, Amparo Banquerini, aclaró ayer los pasos que piensa dar: "Vamos a solicitar una autopsia por médicos independientes y que declaren todos los que estaban detenidos esa noche en la comisaría porque tenemos constancia del testimonio de un detenido que lo oyó gritar. Y vamos a pedir que declaren los policías que lo detuvieron".

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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