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Aparecen grietas en vigas y pilares de viviendas construidas en Elche a mediados de siglo

Mala ventilación, hormigonados muy porosos, poco compactos y carbonatados y la temida aluminosis, que convierte en arenilla pilares y vigas, son los principales problemas estructurales que presentan alrededor de 20.000 viviendas localizadas en cuatro barriadas obreras de Elche. Ya en 1997, la Asociación de Constructores, Ateco, hizo público un informe que reclamaba obras urgentes de rehabilitación. Han pasado tres años, nadie ha recogido el testigo y las grietas ya han aparecido en el barrio de San Antón. La situación se ha agravado, y los vecinos piden ayuda.

La mayor parte de las viviendas que integran los barrios de Plà, Carrús, Altabix y San Antón, precisan obras urgentes de rehabilitación, según la Asociación de Constructores, Ateco. Levantadas a partir de los años cincuenta para albergar la llegada de inmigrantes atraídos por la floreciente industria zapatera, la población actual es mayoritariamente anciana. La primera en lanzar la voz de alarma fue la Asociación de Vecinos de San Antón, que la semana pasada denunció las malas condiciones en las que se encuentran más de 1.000 viviendas afectadas por grietas en los pilares. Es un adelanto de lo que puede llegar a ser una reacción en cadena, de la que los constructores locales ya alertaron por vez primera en 1997. "La degradación urbana y constructiva de estos barrios es apreciable a simple vista", apunta el informe, que calcula en 20.000 los inmuebles afectados.

Pascual Cámara, el arquitecto que firma el estudio, señaló que las viviendas se construyeron en condiciones "muy precarias". El hormigón era de peor calidad que el actual, y el paso del tiempo y la humedad oxidan la estructura. El elevado coste de la obra, calculado sobre una media de 1,5 millones de pesetas por vivienda, requiere de un plan especial de rehabilitación, y la necesaria participación de las administraciones públicas con competencias.

La presidenta de la Asociación de Vecinos de San Antón, Carmen Agulló, afirma que llevan varios años "sufriendo" el deterioro de los pilares. En las plantas bajas, las más afectadas, la humedad hace estragos.

Pese a los tres años transcurridos desde el primer informe de los constructores, que Cámara mantiene hoy desde la primera a la última línea, la actuación de las administraciones públicas ha sido muy limitada.

"Hemos mantenido varias entrevistas con los responsables del Ayuntamiento, pero lo que nos dicen es que la subvención está pendiente, y que estas cosas van muy lentas", señala la presidenta de la asociación de vecinos de San Antón. Las comunidades de propietarios, según Carmen Agulló, "no pueden afrontar los gastos de la rehabilitación", y permanecen a la espera de unas ayudas que de momento no llegan. Ante sus demandas, el Ayuntamiento se comprometió a la instalación de unas oficinas para centralizar las quejas y cuantificar necesidades, según los vecinos. Esas dependencias no existen.

En las construcciones de los cuatro barrios predomina una baja calidad constructiva, con problemas de toda índole, incluida la mala ventilación. La construcción con hormigones muy porosos, poco compactos y de baja calidad, ha provocado que con el paso de los años afloren las grietas en las estructuras. Uno de los peligros es la aluminosis, y ya se han detectado varios casos en construcciones levantadas entre 1965 y 1975. No obstante, se trata de patologías localizadas en forjados, y no en pilares y vigas. Los constructores mantienen su recomendación de someter a un chequeo todos los edificios construidos entre 1960 y 1975 con forjados de vigueta.

La carbonatación del hormigón, con oxidación de las armaduras, es un problema menos grave que la aluminosis, pero está más extendido en los barrios afectados. Se trata de un proceso "irreversible", que de no atajarse pone en serio "peligro" la resistencia de los pilares.

El Ayuntamiento, por su parte, puntualiza que la Generalitat es la institución competente en materia de vivienda. El portavoz del equipo socialista de gobierno, Carlos González, asegura sin embargo la predisposición a colaborar para que los vecinos tengan acceso a las ayudas de rehabilitación, aunque considera "necesario" establecer prioridades, que marcará el estado de conservación de las viviendas.

La llegada a Elche, a partir de los años 50, de miles de personas procedentes de Andalucía, La Mancha y Murcia, hizo necesaria la habilitación de nuevos barrios. Centenares de inmuebles han mostrado sus carencias con el paso de los años.

De 1950 a 1975 el incremento poblacional de Elche es de 100.000 habitantes. La alta densidad urbanística, el déficit de equipamientos y zonas verdes y, sobre todo, la baja calidad de las construcciones, pasan hoy factura.

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