El nuevo Gobierno ya tiene 24 altos cargos más que el anterior

La cúpula política de la Administración Central del Estado ha crecido con el nuevo Gobierno en 24 altos cargos de momento, porque siguen pendientes algunos nombramientos, al haberse pasado de 489 a 513. El incremento se concreta en dos ministros, un secretario de Estado, un subsecretario, tres directores generales y 17 asesores ejecutivos más. El PSOE denuncia este aumento de la estructura precisamente cuando la Administración se ha visto reducida por el traspaso de competencias a las comunidades autónomas.

El crecimiento de la cúpula política de la Administración Central del Estado aparece vinculado a la creación de dos nuevos ministerios, el de Hacienda, desgajado del de Economía, y el del Portavoz del Gobierno, desgajado, a su vez, de la Vicepresidencia Primera, así como a las nuevas Secretarías de Estado y a la potenciación de la mayoría.Los dos nuevos ministerios -ahora hay 16 mientras que en la anterior legislatura tan sólo eran 14- y las nuevas secretarías han supuesto lógicamente la constitución de más direcciones generales y más asesores ejecutivos.

Concretamente, las direcciones generales han pasado de 205 a 208, tres más. Además, ésta es una cifra provisional, ya que todavía se encuentran pendientes diversos nombramientos en este nivel.

El grupo de los asesores ejecutivos es el que más se ha incrementado en la estructura del nuevo Gobierno al haber pasado de 227 a 244, es decir que en la actualidad hay 17 más.

También han contribuido al crecimiento observado las nuevas secretarías, los segundos escalones ministeriales. Se han creado dos: una en el departamento de Asuntos Exteriores y otra en el de Interior, la de Inmigración. Sin embargo, el balance sólo arroja una más que antes porque ha desaparecido la de la Comunicación, que dependía funcionalmente de la Vicepresidencia Primera, al haberse creado el Ministerio del Portavoz. En total, ahora hay 29 secretarías mientras que antes eran 28. Pero, además, algunas se han potenciado ante los nuevos retos.

Junto a una nueva secretaría hay que anotar la creación de otra subsecretaría, la responsable del personal de los ministerios.

El nuevo Gobierno confeccionado por José María Aznar tiene 16 subsecretarios -tantos, pues, como ministerios- frente a los 15 del anterior.

El portavoz del PSOE en la Comisión de Administraciones Públicas del Congreso, José Luis Rodríguez Zapatero, estima que es un "despropósito" que "crezca la estructura de la Administración central cuando se ha dado un importante proceso de traspaso de competencias a las comunidades autónomas" y cree que ello es "muy negativo" para la propia Administración.

En cualquier caso, el Gobierno del PP ha asumido, a la vista de su experiencia en la legislatura anterior, que la cabeza de la Administración irá creciendo según pase el tiempo mientras se reducirá la base.

Esta tesis ha sido defendida por el actual vicepresidente primero, Mariano Rajoy, en su etapa como titular del departamento de Administraciones Públicas.

De hecho, el programa con el que el PP se presentó a las elecciones generales del pasado 12 de marzo eludió cualquier compromiso sobre la reducción de altos cargos en contraste con el que planteó en el de 1996, cuando desbancó del poder al PSOE, que apuntaba en esa dirección.

La Secretaría General de Información de La Moncloa ha justificado la modificación de la estructura del Ejecutivo que ha llevado consigo el aumento de altos cargos. Así, ha destacado la necesidad de crear la Delegación del Gobierno para la Inmigración, con rango de Secretaría de Estado, porque coordinará las políticas del Ejecutivo en un tema "de especial sensibilidad para la opinión pública".

También ha justificado la creación del Ministerio de Hacienda, desgajado del de Economía, con la pretensión de potenciar los objetivos de la política económica en esta legislatura, que se centran en alcanzar el equilibrio presupuestario lo antes posible, en 2001, y proceder entonces a la nueva reforma fiscal.

La creación de una nueva Secretaría de Estado en Exteriores se justifica desde La Moncloa por la pretensión de atender la presidencia europea que corresponderá a España en el primer semestre de 2001.