"Ninguna agricultura desarrollada es ajena a las subvenciones"
Desde 1994 es consejero de Agricultura en el Gobierno andaluz. Nacido en Melilla en 1953 y ex alcalde de Antequera, Paulino Plata se convirtió, la pasada legislatura, en uno de los consejeros más significados en el enfrentamiento con el Gobierno central. Ahora, prevé una nueva etapa de entendimiento con el nuevo ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete
Paulino Plata afronta su tercer mandato al frente de la Consejería de Agricultura en un escenario incómodo: la Comisión Europea anuncia recortes en las ayudas al campo y el sector agrario andaluz se muestra remolón en su adaptación al mercado. El consejero apuesta por impulsar la comercialización y por la incorporación de las nuevas tecnologías para hacer frente al reto.
Pregunta. Repite en Agricultura, pero en las quinielas previas a la formación del nuevo Gobierno, su nombre sonó en otras Consejerías, ¿el presidente de la Junta no le encontró relevo?
Respuesta. Para mí, la explicación correcta es siempre la más sencilla. Desde mi punto de vista, la razón de mi elección ha sido que se ha hecho un buen trabajo durante estos cinco años y que ahora, con una etapa complicada por delante, pensó que lo más fácil, lo más seguro, era apostar por la continuidad. Esa es la interpretación que hago, así de sencillo. Lo demás, es eso, especulación.
P. Su puesto, en esta legislatura, no es una perita en dulce.
R. La etapa que empieza no es fácil, debido al cambio de orientación que se está produciendo en la política agraria común y en los asuntos pesqueros en la Unión Europea. En esta etapa, debemos ser eficaces en la defensa de los intereses de la agricultura mediterránea. Esto se lo dije hace dos semanas al ministro de Agricultura [Mi-guel Arias Cañete], que es a quien corresponde la defensa de los intereses del sector agrario en Bruselas.
P. El Gobierno central es el único interlocutor de Bruselas ¿Cómo se puede influir en la postura de Madrid?
R. Es muy importante que la opinión de las comunidades autónomas se pondere en función de la importancia que tienen las diferentes producciones. No tiene sentido, por ejemplo, que en las conferencias sectoriales, Galicia opine al mismo nivel que Andalucía en cuestiones relacionadas con el aceite de oliva. Tampoco se trata de que las grandes comunidades tengamos capacidad para avasallar a las pequeñas, creo que debe aplicarse una minoría de bloqueo. En Alemania, ya se han ensayado mecanismos para conformar esa opinión entre la Administración central y las comunidades autónomas.
P. ¿Y qué estrategia seguiría usted ante la intención de la Comisión de recortar las ayudas?
R. España debe reforzar su posición con la suma de los intereses del resto de los países del Mediterráneo, con Portugal, con Italia, con Grecia, con Francia incluso, y explotar los intereses comunes con otros países periféricos del Norte frente a la Europa continental. Formar este lobby de países mediterráneos es esencial para tener un buen resultado en las negociaciones de las OCM [organi-zaciones comunes de mercado]
P. Su relación con el Ministerio de Agricultura en la anterior legislatura fue muy tensa...
R. Eso va a cambiar sustancialmente. Arias Cañete conoce Bruselas, conoce cómo se mueve la Comisión. Y esa experiencia no la tuvo Loyola de Palacios, la primera ministra; hasta que se dio cuenta de que lo que había que hacer era sumar y no enfrentarse con las comunidades, pasó mucho tiempo. Y el siguiente ministro, Jesús Posada, ha sido sólo transición.
P. El comisario europeo de Economía, Pedro Solbes, ha animado al sector agrario andaluz a aprovechar la ampliación de la UE...
R. Efectivamente, la incorporación de países del Este de Europa a la UE nos abre nuevas posiblidades de mercado en frutas y hortalizas, aceite de oliva, etcétera. Pero el descenso en las ayudas puede producirse de una manera brusca mientras que la ganancia de mercado seguro que es lenta. Ninguna agricultura desarrollada está alejada de las subvenciones. En Estados Unidos, por ejemplo, se articulan de otra manera: subvencionan el costo del combustible,los fertilizantes, los seguros, o los préstamos. Lo que no puede hacer Europa es desmantelar los apoyos públicos; mantener los apoyos públicos en el campo es mucho más barato que afrontar los desequilibrios demográficos que se producirían.
P. Bruselas parece ir a remolque de Marruecos en la renovación del tratado pesquero, ¿No echa de menos un golpe de timón?
R. Las cosas están en una situación difícil. Hay una inercia que nos lleva a que pase el tiempo; en esa inercia está el Gobierno de Marruecos, e incluso en un momento determinado estuvo el Gobierno español. Eso es muy negativo para nuestros intereses, porque se está produciendo una reconversión del sector pesquero. El ministro ha anunciado un tratado de pesca antes de verano. Yo espero que sea verdad, porque el verano es la mejor época para la comercialización del pescado, y así la flota puede recuperar cuotas de mercado.
P. ¿Qué iniciativas va a desarrollar su departamento para paliar los recortes en las ayudas agrarias?
R. Hay que repartir de una manera más justa, socialmente más razonable, las ayudas. La modulación se impone. Hay varios países comunitarios, como Inglaterra, Francia o Portugal donde ya hay experiencias de modulación. Esto permitiría mantener a los pequeños y medianos agricultores, que generan el 80% del empleo. También hay que vender más, eso está claro. Pero en este ámbito, hay que vender con el mayor valor añadido posible; hay que desarrollar la industria agroalimentaria y facilitar la presencia del productor en las actividades de transformación. El otro pilar es la calidad. Vamos a establecer etiquetados que permitan al consumidor conocer el origen del producto y también se certificarán sus características finales.
P. El Plan de Modernización de la Agricultura, que planifica las inversiones en el sector hasta el 2007 se quedó atrancado en el cambio de legislatura...
R. El plan ha sido un documento complejo en su elaboración, que ya se aprobó con la firma de los sindicatos. Es verdad que los empresarios no lo hicieron pero creo que fue una mera cuestión de oportunidad política. Y vamos a ver cómo podemos incorporar a las asociaciones agrarias. Pero ya el presupuesto andaluz del 2000 está adaptado a los contenidos del plan. Del plan se derivarán algunas iniciativas legislativas, como la ley de Agricultura, que presentaremos en el segundo semestre del 2001. Antes hay una parte muy importante, que vamos a intentar anticipar: la ley de Calidad y Seguridad Alimentaria, que completará nuestra apuesta por la calidad.
P. El plan prevé dinero para nuevos regadíos ¿Es eso posible con el déficit de agua que padece la región?
R. La primera prioridad está en la modernización y mejora de los regadíos actuales para conseguir una mejor aprovechamiento del agua. Eso es fundamental, y ahí hacemos el mayor esfuerzo económico. En segundo lugar irán las nuevas zonas regables: en Andalucía hay sitios donde hay agua de sobra. ¿Por qué no se van a desarrollar ahí nuevas zonas regables, rentables en el mercado?
"En Andalucía, hay zonas con agua de sobra, ¿por qué no se van a desarrollar ahí nuevos regadíos?"
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