_
_
_
_

Una cima aliada con en tiempo

Hace poco menos de un mes, el holandés Hans Van de Mouland era el occidental más aclimatado del campo base, también el alpinista mejor programado: "A la cima, sin oxígeno, el día 10 de mayo", decía, y le dejaba a uno con su dolor de cabeza y la vista alejadísima del Everest al fondo. Lejos, muy lejos. El pasado martes, Van de Mouland, contactó a través de su radiotransmisor con el campo base avanzado. Eran las 10 de la noche y acababa de instalarse en el campo 3, a 8.300 metros, acompañado por varios sherpas. "A las dos de la mañana salgo hacia la cima", señaló convencido.A esa misma hora, nevaba copiosamente en el campo 1 del Everest, a 7.000 metros y los menos aclimatados buscábamos la fórmula para olvidar las náuseas y dormir. La nieve empezaba a cubrir las tiendas. "Si el holandés ese aprecia su vida, no saldrá", zanjó el alpinista alavés Juanito Oiarzabal al conocer los planes del madrugador alpinista holandés.

"Me bajo"

A las dos de la mañana, Van de Mouland encendió de nuevo su radiotransmisor, esta vez mucho menos optimista: "Me bajo en cuanto amanezca, apenas siento los dedos de los pies y de las manos". Acababa ahí el primer intento de cima de la temporada, por lo menos por la cara norte. Cosas del tiempo, según el holandés, empeñado en convertirse en el alpinista más relevante de su país. De momento es el segundo, y en sus pronósticos no le falta razón: el baile de los pronósticos meteorológicos se ha convertido ya en un asunto de rechifla. No hay dos días buenos seguidos y avanzar por esta cara empieza a resultar utópico.

La mañana del abandono de Van Mouland, la expedición Retena Odisea debía alcanzar y montar el campo 2, a 7.700 metros. Ya lo habían intentado con anterioridad, y el viento o la nieve les había disuadido. No llegaron a salir del campo base. Poco antes de las seis de la mañana, sus tres tiendas en el campo 1 amanecieron enterradas en la nieve.

Mikel Zabalza abandonó la suya por su propio pie; tumbado en la mía, ni siquiera llegué a darme cuenta de que ésta estaba a punto de ceder bajo el peso de la nieve. No podía oír nada del exterior, ni podían oírme. Empezaba a quedarme dormido después de dos noches en vela: faltaba oxígeno en la tienda y cuando el sherpa Kaji irrumpió en el interior (y la nieve con él) me costó un par de minutos entender por qué estaba tan asustado mi compañero.

Más que descender, huímos, preocupados por la acumulación de nieve en la ladera que conduce al campo base, sujetos a las cuerdas fijas, nuestro único seguro en caso de que nuestras pisadas provocaran un alud de placa.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

No ocurrió nada de eso y regresamos a la monotertulia que nos ocupa todos estos últimos días: ¿es mejor retirarse y esperar el buen tiempo, si llega? ¿Merece la pena arriesgarse aunque el tiempo desaconseje cualquier movimiento?

El 31, de vuelta

El caso es que el 31 de mayo todas las expediciones estarán ya de vuelta, que el tiempo agudiza los estados frágiles de nervios y nada parece indicar que la meteorologíqa mejore [el pasado viernes la situación comenzó a mejorar, como se informaba en la edición de EL PAÍS de ayer en la página 9].

El jueves pasado la expedición navarra fijó el campo 2 justo a tiempo de resguardarse en su tienda y soportar a cubierto la enésima tormenta de nieve. El grupo de TVE pensaba imitarles el viernes. Alberto Zerain, Juanito Oiarzabal y Querejeta pretenden ganar dicha altura partiendo desde el campo 1. Si no cambia el tiempo, regresarán maldiciendo y sin saber, una vez más, a quién encomendarse y quién esperar.

Zerain, el montañero veloz

Acaba de descender de una altura vecina a los 7.600 metros y parece un turista féliz después de un buen día de paseo y fotografías. Alberto Zerain, cámara colgada del cuello, manoplas sujetas de sus muñecas, parece no sentir la nevada cuando se asoma a una de nuestras tiendas para preocuparse por el estado de nuestra salud. Ni siquiera lleva puesto el imprescindible buzo de altura. Un italiano, Silvio Mondinelli, integrado en la expedición Euskaltel pretende batir algún récord de velocidad, aunque sólo lo confiesa en petit comité. Un día, alcanzó en dos horas y cuarto el campo 2 desde el campo 1. A Oiarzabal le costó ocho horas. A Alberto Zerain, que sólo quería "probarse", hora y tres cuartos.

No anda, vuela, y alterna su contrato con Televisión Española, en el que figura como el escalador inglés Irvine, desaparecido en 1924 junto a Mallory, con su faceta de alpinista. Ahora mismo es el máximo candidato de los presentes a pisar la cumbre del Everest.

A cuarenta minutos

A sus 38 años, conoce la cima del Makalu y la del Everest, que alcanzó por su cara sur en 1993. Ese día, a su ritmo, se encontró sólo a escasos cuarenta minutos de la cima. Nadie, ni siquiera los sherpas, habían podido seguir su ritmo y en ese instante, renunció a llegar sin compañía a la cima. Esperó a los sherpas y aguantó noventa minutos en lo más alto esperando al suyo, que portaba los banderines publicitarios necesarios para hacerse la foto de rigor. Ahora asegura que no pasará lo mismo, que se llevará los banderines en el bolsillo .

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_