_
_
_
_
FÚTBOL 37ª jornada de Liga

El Madrid apuntilla al Betis

El equipo verdiblanco certifica, seis años después de su último ascenso, su noveno descenso a Segunda División

Sin lágrimas y con una entereza rayana en el oprobio para los cerca de 45.000 aficionados que asumían desconsolados al batacazo definitivo de su equipo, los jugadores del Betis abandonaron el campo tras certificar el que supone el noveno descenso a Segunda División del club verdiblanco en sus 83 años de historia. Gritos de reproche contra Finidi y Denilson y cánticos laudatorios para Alfonso. Ése fue el dictamen de la grada y bien puede servir de resumen a lo que ha sido el penoso tránsito del Betis esta temporada.El Madrid, por su parte, se limitó de inicio a verlas venir. Desplegó su calidad sobre el césped del Manuel Ruiz de Lopera, aguantó los sucesivos arrechuchos desesperados de un rival que se jugaba la vida, esperó, y fruto de su paciencia -que no de su entrega pues pareció sucumbir al sofocante calor de la tarde sevillana- se encontró que en la primera ocasión de peligro que generó, Savio y Roberto Carlos solucionaron la tarde. Con el gol madridista, el animoso Betis de los primeros 30 minutos que tuvo amordazado al Madrid se diluyó para no volver a reaparecer salvo contadas ráfagas.

BETIS 0REAL MADRID 2

Betis: Prats; Otero, Vidakovic, Filipescu, Luis Fernández (Benjamín, m. 65); Finidi, Merino (Gálvez, m. 53), Alexis (Cuéllar, m. 35); Cañas, Denilson; y Alfonso.Real Madrid: Casillas; Geremi, Helguera, Campo, Karanka, Roberto Carlos; McManaman (Karembeu, m. 73), Redondo, Savio (Balic, m. 77); Raúl y Anelka (Julio César, m. 84). Goles: 0-1. M. 36. Roberto Carlos recibe de Savio y bate a Prats de disparo lejano. 0-2. M. 71. Anelka recoge un espléndido envío de Raúl, se va en velocidad de los defensores y de disparo raso y cruzado bate a Prats. Árbitro: Andradas Asurmendi. Amonestó a Luis Fernández, Denilson y McManaman. Manuel Ruiz de Lopera. Unos 45.000 espectadores. Dos minutos antes del descanso un objeto de hierro cayó cerca de Savio, que se lo entregó al colegiado.

Más información
Lopera: "Nadie se irá por dinero"
El 'annus horribilis' de Lopera

Y cuando lo hizo fue porque ahí estaba Alfonso. El delantero madrileño ofreció ayer la imagen del jugador que era y que pretende volver a ser. Él fue quien se echó al Betis a sus espaldas y quien intentó todo lo que su fútbol le permite, que no es poco, para retrasar hasta la última jornada la rúbrica en el acta de defunción del Betis.

Las muestras de ánimo que recibió de la grada fueron el tributo a su entrega durante los 90 minutos. Incluso cuando se conocía el empate del Oviedo en Vallecas y Roberto Carlos había propinado ya el primer empujoncito hacia el descenso, Alfonso seguía pidiendo a sus compañeros que no cejaran en el empeño. Algo que consiguió hasta que el bueno de Anelka anotó con maestría -a espléndido pase en profundidad de Raúl- su segundo gol en la Liga y expidió el certificado directo que conducía al Betis a Segunda.

Hasta este momento, y en menor medida después, el renovado Betis de Faruk Hadzibegic, no arrojó la toalla. 26 veces se vio obligado Casillas, sobrio como acostumbra, a intervenir para no desperdiciar la oportunidad que ayer recuperó el Madrid de asegurarse una plaza en la Liga de Campeones sin tener que jugársela a una carta en la finalísima con el Valencia.

Con más peligro que el que se le recuerda en toda la temporada, pero con la mala fortuna que también le ha acompañado toda la campaña, el Betis vio como una tras otra sus intentonas eran repelidas por el efectivo trío defensivo formado por Iván Campo, Helguera y Karanka. Y si no, ahí estaba Casillas.

Así ocurrió en el minuto nueve, cuando Alfonso descolocó con una de sus diabluras a Karanka y Helguera y cedió a Cañas, que como haría un par de veces más, erró y facilitó el lucimiento del meta madridista. La misma historia en el minuto 24, pero con el vituperado Denilson como actor: Alfonso conduce el balón hasta la frontal, se la cede al brasileño y éste propicia con su ajustado disparo al palo la estirada de Casillas. Diez minutos después, Alfonso, como no, se desfondó, recuperó un balón sobre la cal de fondo, se inventó un pase de la muerte y todo para que Cañas la golpeara alto. Y así hasta el hartazgo de la grada, enfadada con su equipo y hasta con su propia sombra.

Ante tal panorama, al Madrid no le quedó otra que apretar un poco, que no demasiado porque aún queda París, para no salir escaldado. Raúl brindó a Anelka un par de ocasiones que al francés le pillaron con el paso cambiado. Poco después sería Anelka quien devolviera a Raúl los favores recibidos, aunque también él falló tirando flojo a manos de Prats. Fue entonces cuando Roberto Carlos dejó helada a la afición verdiblanca con su gol y al Betis sumido en la desesperación. Sólo Alfonso mantuvo fría la cabeza pese al desastre que el gol del brasileño y el marcador de Vallecas anunciaban ya irremediable. Con un forzado escorzo, Alfonso picó el balón con la cabeza sólo ante Casillas con tan poca fortuna que el cuero se estrelló en el larguero. El empate se esfumaba y el Betis con el. Si no que se lo pregunten a Prats, que instantes antes del descanso fue fusilado a placer por Anelka tras una nueva desaplicación de la zaga verdiblanca.

Tras el descanso, el Betis trató de ser el de la primera mitad, pero ya todo le quedaba grande. Puso entrega y gozó de oportunidades, pero ya se asumía la inexorable sentencia que les condenaba a Segunda y a algunos jugadores, caso de Finidi y Denilson, se les hizo aún más cuesta arriba lo que quedaba de agonía.

Hadzibegic introdujo cambios (Benjamín, Cuéllar y Gálvez) y dotó al Betis de más mordiente para conseguir lo imposible. Desde la grada se agradeció este gesto del técnico, quizá acordándose del conformista modo de operar que tuvieron entrenadores pasados. Pero lo que ya era pasado era la presencia del Betis en Primera División.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_