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Entrevista:CESC GELABERTCOREÓGRAFO

"Si el espectador no ve arte en un espectáculo, no hay arte"

Son ya 27 años los que lleva Cesc Gelabert alrededor del escenario, su referente desde que dejara a un lado su formación de arquitecto por la danza. Y con la escena juega desde dos puntos de vista: cuando la mira desde fuera crea coreografías en las que se ve su deuda con la arquitectura, y cuando está sobre el escenario, interpreta con esa pasión que le ha hecho merecedor de numerosos premios, entre ellos dos Max de las Artes Escénicas, a la mejor coreografía y al mejor espectáculo por su anterior trabajo, Zun-zun.ka.La compañía Gelabert-Azzopardi presentó ayer en Vitoria su espectáculo Useless (information meets boy), la primera actuación después de su presentación en el Teatro Nacional de Catalunya. "Este espectáculo me ofrece nuevas texturas para mí porque me he introducido en una coreografía que tiene un movimiento acelerado, una expresión exagerada y un humor naïf (tomados del cine mudo) que contrastan en cierto modo con la inspiración más poética de mis anteriores trabajos", explicó el bailarín antes de su actuación en Vitoria.

La labor de Gelabert, desde sus comienzos en Nueva York, en la década de los setenta, ha sido presentar espectáculos independientes que introducían elementos de otras artes, siempre contemporáneos y proponiendo unos contenidos críticos, como en Useless, donde el protagonista tiene que hacer frente a un sinfín de agresiones externas mientras busca su felicidad.

Como explica el propio Gelabert, "hoy en día cada vez tenemos una mayor información, pero siempre se queda en la superficie; no en vano la mayor creatividad se encuentra en la publicidad. Por eso cada vez es más difícil la acción cultural, si se entiende cultura como esos vínculos que nos permiten tener cosas en común, despojadas de lo superficial", señala el coreógrafo catalán, y concluye: "En la actualidad haces un signo en el escenario y puede significar multitud de cosas porque estamos continuamente bombardeados".

Por eso, este arquitecto de la danza estima con sinceridad la respuesta del público: "Yo puedo hacer la mejor obra del mundo, pero si el espectador no ve arte, no hay arte".

Para lograr ese reconocimiento, Gelabert trabaja obligatoriamente con pocos medios: "Tengo muchos premios, pero me gustaría tener una compañía con más medios para competir con mis compañeros europeos, que tienen como mínimo hasta cuatro veces nuestro presupuesto", señala.

Pero sus montajes compensan estas carencias económicas con imaginación y el trabajo en las bases de la coreografía, en los guiones o en el vestuario (diseñado por Lydia Azzopardi, codirectora de la compañía), sin olvidar la compenetración del director con los bailarines. "El texto coreográfico es la base, los cimientos para establecer el pacto con el bailarín", confirma Gelabert.

De este modo, Gelabert destaca en Useless, por ejemplo, el trabajo con las sombras chinescas en el decorado: "La obra comienza con una televisión; es cierto que podría haber introducido elementos audiovisuales (como ya hice en mis primeros trabajos), pero he preferido resolver estas referencias a la imagen con esos juegos de luces". A pesar de las carencias, este creador continúa proponiendo nuevos montajes para explicar su visión de lo cotidiano, sin olvidar la investigación coreográfica y la propia interpretación, uno de los momentos con los que más disfruta. Gelabert podría muy bien responder a la definición que él mismo hace del joven Giuliano, el protagonista de Useless. "El antihéroe moderno es una persona que, sin vivir de espaldas al mundo, está en contacto con sus sueños y su mundo interior".

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