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Entrevista:CARMEN CALVO CONSEJERA DE CULTURA

"Cultura debe facilitar el derecho de los ciudadanos a ejercer su creatividad"

Entró como consejera de Cultura en el Gobierno andaluz en 1996. Carmen Calvo repite a la cabeza de la Consejería en esta nueva legislatura. Nacida en Cabra (Córdoba) en 1957, es profesora de Derecho Constitucional y en sus publicaciones se ha mostrado como una defensora del feminismo. Su deseo es culminar la política cultural iniciada hace cuatro años

Pregunta. ¿Qué puede hacer la Consejería de Cultura por Andalucía?Respuesta. Hay una función básica. Cumplir constitucionalmente el mandato de considerar la oferta de cultura un servicio público. Y para distinguirnos de quienes piensan que la cultura es un adorno y puede ser prescindible, tenemos que impulsar la cultura y ofrecerla con la mayor accesibilidad para que la gente disfrute de la buena música, para que puedan ser ciudadanos creativos, para que todo el mundo tenga la posibilidad de tener un teatro en el que actuar en su pueblo o de tomar un libro de préstamo... La Consejería de Cultura debe facilitar el derecho de los ciudadanos a ejercer su creatividad. Siempre habrá empresarios e industrias culturales, que sean imprescindibles. Pero desde la Consejería de Cultura tenemos que dar cancha a todos los lenguajes creativos de los ciudadanos. Queremos ayudar al ciudadano que quiera rodar un corto, publicar un libro o interpretar el violín en su pueblo.

P. ¿Qué impresión le produce a una consejera de Cultura ver cómo España, y Andalucía, son adormecidas y embrutecidas por programas como Gran Hermano o Crónicas Marcianas?

R. Creo que salimos de la miseria económica, espiritual y política de la dictadura franquista y descubrimos el valor del cuerpo y la materia. Nos hemos dedicado a mejorar la calidad de vida, a cultivar la parte más material de nuestras vidas. Y estamos en el punto álgido de esta actitud. Tras esta apoteosis, la profundidad de la democracia nos debería llevar a un encuentro con otros elementos de la vida que proporcionan serenidad, pensamiento crítico... Hemos descubierto que la vida era tener un coche, viajar, tener un mayor acceso al consumo. Era una fase necesaria para una sociedad que salía de una dictadura; pero es que nos hemos pasado siete pueblos. Hoy en día no se quiere ser, sino tener. Los valores se nos han trastocado mucho. Es como cuando sueltas un animalillo en el campo. Corre hasta que se cansa y luego quiere pasear. Estamos viviendo en una paradoja social y cultural. Uno de los derechos más importantes de la persona, que es la intimidad y que ha costado mucho consolidarlo gracias a la democracia, se ha convertido en un gran espectáculo y un gran negocio. La sociedad española se está cuajando sobre esta esquizofrenia. Cuando a uno le interesa morbosamente la intimidad de los demás valora muy poco la propia. Todo es de un exhibicionismo escandaloso que no propicia la reflexión. La gente está en los sentimientos de los demás y no sabe cuáles son los propios. Es peligroso. Los nazis y los terroristas no sienten sus sentimientos. Por eso no les importa matar. Esto es un polvorín.

P. ¿Qué diferencias hay entre la política del Ministerio de Cultura, que dirige el PP, y la Consejería que usted encabeza?

R. Desde el punto de vista de la filosofía he observado que nosotros tenemos un auténtico programa de trabajo. Es un programa que aprobamos bajo la rúbrica de Plan de Bienes Culturales. Somos el único Gobierno que le da valor a su política cultural; y le da tanto valor que tiene un documento para probarlo. Tenemos objetivos y podemos ser juzgados si los alcanzamos o no. El Ministerio de Cultura no se ha gobernado con objetivos que cumplir. Se ha limitado a realizar pruebas de ensayo. Si había follón, retiraba la medida. Quienes creemos que la cultura es un servicio público, con una dimensión privada para que circule la libertad, apostamos por tener un programa y objetivos. Luego, serán los ciudadanos quienes juzguen si cumplimos o no los objetivos. Hay, además, una segunda diferencia entre las políticas culturales de la izquierda y la derecha. Nosotros no confundimos la cultura con el ocio, el divertimento... Quiero matizar que respeto mucho el ocio activo, el estar a solas con uno mismo. La izquierda apuesta por los contenidos de la cultura que vienen de la Ilustración. En el siglo XVIII tenemos a todos los precursores del lenguaje moderno. Por ejemplo, a Diderot. Ése es el hilo conductor que nos ayuda a crecer. Y eso -la cultura- no queremos confundirlo con otras cosas. No queremos dar gato por liebre. Cultura es organizar una exposición dedicada a Velázquez como la que hemos organizado y que pasen por ella 250.000 visitantes. En los cuatro años de Gobierno del PP yo no recuerdo nada importante desde el punto de vista cultural. Ni en el apartado legislativo ni en el de los grandes eventos. Ni en nada.

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P. ¿Cuál es el balance de sus cuatro años como consejera?

R. Hemos promovido circuitos de cine, teatro, música, flamenco... con una buena programación cultural en cada pueblo. Se están construyendo 60 teatros. Hemos firmado 10 convenios con las diócesis para que se responsabilicen de su patrimonio. Nuestra Compañía de Danza, el Centro Andaluz de Teatro y la Orquesta Joven de Andalucía han estrenado distintas producciones. Estamos ya en la recta final de la ejecución del Museo Picasso. Hemos promovido grandes celebraciones en torno a Averroes, Velázquez y Zurbarán

P. ¿Por qué momento pasa la relación entre el Ministerio de Cultura y la Consejería?

R. Me gustaría poderme sentar con la ministra [Pilar del Castillo] y hablar sobre las transferencias de los museos. No es viable que los museos de Bellas Artes andaluces estén en una bicefalia [titularidad del Estado y gestión de la Junta] que no es operativa. No tiene sentido que los museos provinciales sigan bajo la titularidad del Estado.

P. ¿Qué haría la Junta si fuera titular de los museos?

R. Haríamos compatible el mensaje clásico de los museos de Bellas Artes con el arte contemporáneo. Estos museos serían una buena red de expansión del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. En los museos tiene que haber bares, tiendas... Los museos tienen que ser instituciones vivas, con actos cada día. No deben ser lugares muertos, a los que se va una vez en la vida.

P. Las celebraciones en torno a Alonso Cano [artista granadino del siglo XVII] son su próximo objetivo.

R. Hemos llegado ya a acuerdos con el Museo del Prado y el Arzobispado de Granada. Será un acontecimiento importante para Granada y el resto de Andalucía. No hay que olvidar que Alonso Cano anduvo también por Sevilla y Málaga. Estamos ajustando fechas en este asunto. Además, preparamos otra celebración, en este caso dedicada a los Omeyas, la gran dinastía política del primer milenio. El Gobierno francés quiere rendir homenaje al mundo árabe a través de los Omeyas, que gobernaron desde Bagdad hasta Andalucía. La Consejería de Cultura colabora en esta iniciativa. Los actos de homenaje a los Omeyas se celebrarán en París y Córdoba en el año 2001.

"Los museos serían una buena red de expansión del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo"

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