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La Bolsa castiga a Telefónica por romper los planes de fusión con la holandesa KPN

El mercado de valores reaccionó negativamente a la ruptura de la fusión entre Telefónica y KPN y castigó ayer a la operadora española con una caída del 6,63%, la quinta en importancia desde que se puso en marcha el mercado continuo. Las acciones de Telefónica cerraron a 24,35 euros y ya pierden el 1,81% en el año, al tiempo que su capitalización bajó en la sesión de ayer 940.000 millones de pesetas para situarse en 13,28 billones.La subida histórica del pasado martes (9,27%, 1,22 billones de pesetas) ha quedado totalmente reducida tras el goteo de las jornadas siguientes y el descalabro de ayer. Telefónica ha llegado a ganar este ejercicio hasta un 25,12% alcanzando los 18 billones; pero en sólo dos meses su cotización ha perdido el 26,47%.

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El fuerte correctivo sufrido por la empresa que preside Juan Villalonga contagió a sus filiales Terra y TPI, que perdieron el 4,85% y el 4,99%, respectivamente. En el caso de Terra, la empresa, que llegó a deslumbrar en los mercados, vale menos de la mitad de lo que llegó a valer. Su acción, que tuvo un precio máximo de 157,65 euros (en medio de una sesión), se cotizaba ayer a 64,70 euros. Los títulos de Telefónica también recibieron un severo castigo en Nueva York, donde perdieron un 3,56% al cierre, confirmando el malestar de los inversores. El viernes, Telefónica perdió un 3,6% en Nueva York. Ayer perdió un 6,78% en París.

La bolsa española también se vio arrastrada y el índice general de Madrid perdió el 1,98%. El Ibex 35, en el que Telefónica pondera el 23,66%, bajó el 2,22%.

Fuertes críticas

Analistas e inversores han sido muy críticos con el veto político a una operación que iba a convertir a Telefónica en una empresa de primera línea en Europa, una ocasión que difícilmente se presentará dos veces, y a la que se sumaron los accionistas de referencia, lo que en la Bolsa se ha interpretado como una debilidad de la compañía.

La decisión ha sido interpretado como un mensaje de que la operadora se convierte en un coto cerrado ante cualquier operación que no reciba el visto bueno del Gobierno y de los accionistas de referencia, claramente inclinados ahora por el criterio gubernamental. Esto reduce consierablemente, a juicio de los analistas, el precio potencial de la sociedad en un mercado en el que hay que moverse muy deprisa y en el que, fundamentalmente, se valoran expectativas y posibilidades. Las de Telefónica eran ayer un completo enigma y los gestores procedieron a reducir el peso de este valor.

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