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El BBVA precisa que el acuerdo sobre 'nueva economía' se firmó con la operadora, no con Juan Villalonga

"La alianza con Telefónica está más viva que nunca (...) los acuerdos se firman con compañías, no con personas". Francisco González, presidente del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), respondía así a la interrogante sobre el futuro del acuerdo estratégico suscrito entre ambas empresas tras la oposición del banco a la última operación diseñada por el presidente de la operadora, Juan Villalonga, la fusión de Telefónica con la holandesa KPN.La frase de González, pronunciada en el acto de presentación a los analistas de la macroampliación del banco, hizo pensar por un instante en que el BBVA se estaba desmarcando públicamente de Villalonga.

Sin embargo, Francisco González rápidamente matizó que el banco apoya "al management [sic] de la compañía". Es más, explicó que en las últimas horas representantes de ambas empresas han mantenido contactos y han reafirmado el pacto. El acuerdo, suscrito en febrero pasado entre ambas empresas, tiene catorce puntos y está dirigido al desarrollo de proyectos conjuntos en el ámbito de la nueva economía (Internet, comercio electrónico, medios de pago y telefonía móvil), uno de los pilares de la estrategia del grupo bancario.

El rumor de una salida de Villalonga de la presidencia de la operadora ha corrido como la pólvora después del fracaso de la operación Telefónica-KPN, consecuencia de la presión del Gobierno y del voto en contra de BBVA, La Caixa y dos consejeros independientes (César Alierta, presidente de Altadis, la antigua Tabacalera, y Maximino Carpio).

El presidente del BBVA señaló que la oposición del banco a la unión fue "meramente técnica". "La fusión con la holandesa KPN era una operación muy importante para todos, empresas, accionistas, inversores, mercado y había que estudiarla muy bien. Por eso se debatió tanto", dijo.

González añadió que el presidente de Telefónica persiguió que la operación tuviera unanimidad y alabó que desistiera de sacar adelante la unión cuando se dio cuenta de que no podía lograr el visto bueno de todos sus consejeros.

Fuentes financieras aseguran que el BBVA pretendía conservar su condición de mayor accionista en la nueva empresa, algo que impedía la presencia del Estado holandés en KPN, empresa de la que controla el 43% del capital.

En caso de haberse aprobado la unión entre Telefónica y KPN, se hubiera creado una sociedad en la que el Estado holandés hubiera controlado en torno al 17% del capital. El BBVA, que en la actualidad posee algo más del 8% de la operadora española, hubiera visto reducida su participación en la nueva empresa a algo más del 5%.

Ello conllevaba una disminución de poder para el grupo bancario. Y más si se tiene en cuenta que en el diseño de la operación se recogía que la presidencia la ocuparía Juan Villalonga y que el cargo de consejero delegado correspondería a un ejecutivo holandés.

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