_
_
_
_

La epopeya rural del último romántico

Fue un poeta de vocación tardía y tardía -casi 70 años después de que lo escribiera- ha sido la primera publicación de su única obra teatral. Fernando Villalón (Morón de la Frontera, Sevilla, 1881-Madrid, 1930), el último ganadero romántico, aquel que buscaba un toro de ojos verdes y que apostaba por reses que conservaran toda su bravura, murió sin poder ver representada su única pieza teatral, Don Juan Fermín de Plateros, un manuscrito que conservó, con la promesa de su publicación, su amigo Ignacio Sánchez Mejías.El Área de Cultura de la Diputación de Sevilla ha realizado la primera edición de la obra, que lleva por subtítulo Epopeya del campo andaluz durante la invasión francesa, escenificada en dos jornadas,dividida en cuatro cuadros y un epílogo. Del original existían dos manuscritos mecanografiados: uno lo tenía José María de Cossío en su Casona de Tudanca, en Santander. El otro, que ahora se publica, lo heredó José Sánchez Elena de su tío Ignacio. Manuel Grosso Galván, profesor de la Universidad de Sevilla y amigo de Sánchez Elena, sabía de la existencia del texto por éste, pero durante años hizo oídos sordos, interesado más en el mundo del torero que promovió la Generación del 27 que en un autor que en aquel momento le resultaba un desconocido. Tras la muerte de Sánchez Elena, ante la insistencia de su hijo José, Grosso se decidió a consultarlo.

"Se trataba de un cuaderno mecanografiado y subrayado meticulosamente con lápices de colores que ciertamente contenía una obra inédita de Fernando Villalón. La verdad fue que no me lo podía creer. Durante años había estado ciego a algo que pertenecía a nuestra cultura y que por mi culpa permaneció escondido en el más oscuro de los anonimatos", escribe Grosso en el prólogo del libro.

Fernando Villalón, por edad, no llegó a formar parte de la Generación del 27, pero estaba muy vinculado al grupo. Su vasta cultura rural, su conocimiento de la vida en el campo -pertenecía a la aristocracia agraria andaluza- y su singular personalidad entusiasmaron a los poetas, que vieron en él "al último representante de un estilo de vida andaluza en trance de desaparecer", sostiene Alberto González Troyano, profesor de Literatura Española de la Universidad de Sevilla y autor de la introducción de Don Juan Fermín de Plateros.

Fueron muchos los escritores que le dedicaron semblanzas y retratos: Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna, Azorín, Rafael Alberti, Gerardo Diego... "La sombra de autores de tanto valor y celebridad lo relegó a un mero apéndice de los poetas del 27. Es una postergación injusta porque su obra poética es espléndida. Se le prestó atención a su imagen exterior, de personaje curioso y raro, y se olvidaron de su faceta como poeta", añade González Troyano, que considera que uno de los factores que contribuyeron a esa marginación fue la ambientación de sus obras en escenarios de bandoleros, gitanos, toreros y flamencos, temas que los llamados poetas "catedráticos", como Guillén o Salinas, despreciaban. "Ese mundo de la cultura popular de raíces andaluzas se veía con distancia y desdén, pues se asimilaba a la Andalucía de sainete y cartón piedra. El mismo Lorca padeció esa incomprensión tras publicar el Romancero gitano o el Poema del cante jondo", precisa el profesor.

En Don Juan Fermín de Plateros, Villalón reúne a una serie de toreros, cantaoras, contrabandistas, bandoleros, terratenientes y aristócratas con los que evoca una Andalucía ya definitivamente perdida. "Es la Andalucía romántica y rural, que rescata con nostalgia, porque en parte todavía encarnan para él una serie de valores castizos y liberales producto de un pasado que puede idealizarse en tanto está a punto de desaparecer y olvidarse". El escenario de la obra es Bailén, durante la guerra de la Independencia contra los franceses. Personajes históricos como Curro Guillén o Tragabuches, uno de los Siete Niños de Écija y banderillero del primero, y los garrochistas de Bailén aparecen en la pieza, en la que Don Juan Fermín de Plateros tiene todos los atributos del héroe romántico. "Es un drama que recupera los postulados del teatro romántico español, al estilo del Don Álvaro del Duque de Rivas".

Villalón previó dos finales: ante la muerte de Consuelo, por cuyo amor el protagonista había adoptado el más heroico de los arrepentimientos llevando una vida retirada, Don Juan Fermín recobra su rebeldía y retorna al tipo de vida intensa, arriesgada y generosa por la que siempre había apostado. En el otro final, la rebeldía es la entrega a la lucha por la libertad. Un texto con el que el autor, "el último testigo y cantor de un mundo que se oscurecía para siempre", siguió evocando la Andalucía romántica de sus sueños.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_