Policías y delitos, a examen
El callejero de Madrid se ilumina en la pantalla, cuajado de simbolitos. Un icono, un delito. "El jefe de Ciudad Líneal, que salga". El comisario Luis Torrente Pérez se atusa el uniforme al llegar al atril. Su distrito se agranda en el retroproyector, ofreciendo al detalle el mapa de la delincuencia en sus calles. "Cuéntame cómo han ido las cosas". Julio Corrochano, jefe superior de Policía de Madrid, acaba de empezar el examen semanal a sus hombres, la reunión de control prevista en el programa Policía 2000. Madrid desgrana sus miserias. Algunas no pueden ser contadas.La sala de reuniones de la Jefatura está atestada de policías. Ha venido el gran jefe, Juan Cotino, director general de la Policía y padre putativo del invento. De las quejas de los que reniegan del Plan Policía 200 y la Policía de Proximidad (los de las scooter), ni palabra. Toca examen a cinco distritos (Ciudad Lineal, Chamartín, San Blas-Vicálvaro, Moratalaz y Hortaleza-Barajas).
"Qué pasa en López de Hoyos", requiere Corrochano. "Bueno, pues que hay un colegio de acogida de chicos extranjeros y hemos tenido algún problemilla. Pero ya está en vías de solución: hemos puesto unas motos a la salida y aumentado la vigilancia de noche", replica el comisario, con las notas de su trabajo en la mano: 449 delitos contabilizados en su zona en abril, un 14,15% menos que en el mismo mes del año pasado.
Bajan, suben, repiten
Todo baja, menos el robo de coches: 111 en un mes, el 4,72% más. "Algo más". No. Quejas: una. "El siguiente, Moratalaz: ¿qué pasa con los robos en domicilios?". Eusebio Fraguas, comisario, se explica: "Tenemos a un individuo que se dedica al robo con escalo [un araña que entra por los balcones]. Le hemos podido demostrar dos y parece que lo hemos espantado". Vale.
"Los robos en establecimientos te han subido un 15,79%". El aumento se localiza en un punto concreto del distrito: le toca hablar a su responsable. "Tenemos a uno que roba en bares con fractura y que utiliza una maza para reventar las máquinas tragaperras. Hemos reforzado la vigilancia pero tampoco tiene horas fijas: trabaja desde las 18.30 hasta más allá de las dos de la mañana". Pero eso no es todo. Hay una discoteca, un after hour, donde recalan los que regresan al barrio tras la juerga. "Ha habido algunas peleas entre ciudadanos suramericanos; la última un sábado a las siete de la mañana".
Hora del café. Un respiro de 20 minutos. Aprovechando el relax, se le pregunta al jefe superior. ¿Parece que este año está habiendo muchos acuchillados en las calles por navajeros? "Hay más alarma, pero no más acuchillados. El año pasado tuvimos más lesionados y no hubo tanto follón", contesta Corrochano. La incredulidad no le arredra: "Que sí, que hubo más".
La sala vuelve a llenarse. El callejero vuelve a la pantalla, con sus antifaces, pistolas y coches. Un icono, un delito. "Es el sistema de información geográfico; permite saber calle a calle, casi en tiempo real, los delitos conocidos", explica Juan Cotino a unos observadores franceses invitados a la reunión. Les interesa el plan.
Pisos de Las Rosas
El comisario de San Blas-Vicálvaro, Telesforo Rubio Muñoz, está declamando. "Tenemos un delincuente que roba con guantes para no dejar huellas y no podemos identificarlo. Y seguimos con el problema de drogas en el parque Paraíso. Cada mes tenemos de 15 a 20 detenidos por tráfico". Julio Corrochano le interpela: "¿Tenemos solucionado el problema de los pisos de Las Rosas?".
Sí y no. "Se están entregando pisos y la gente no adopta las medidas de seguridad necesaria, por lo que está habiendo robos. Pero el asunto de los rumanos que se metieron en algunas casas está arreglado desde hace un mes y medio. Hubo manifestaciones contra los rumanos, instigadas por un miembro de la peña madridista Ultrasur, pero pudo solucionarse con la colaboración ciudadana y varias ONG. Los rumanos que quedan ahora son gente arraigada y no da ningún problema". Prueba superada.
El examen casi ha terminado. Lo que viene es para todos. "Hay que estar atentos al uso de unas tarjetas de crédito duplicadas con las que están pagando un grupo de nigerianos en gasolineras. A ver si acabamos con eso". Corrochano despide a los suyos. Le ha faltado decir la clásica frase: "Tengan cuidado ahí fuera".
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