De la Torre ignora el criterio de la dirección del PP y refuerza a ediles de confianza de Villalobos

Los propósitos de la dirección del Partido Popular (PP) en Málaga de que el relevo en la alcaldía de la capital abriera una etapa de más estrecha colaboración con el grupo municipal se han visto frustrados a las primeras de cambio. El nuevo alcalde, Francisco de la Torre, ha desoído los criterios del aparato para remodelar el equipo de gobierno y ha dado la primera tenencia de alcaldía y la concejalía de Urbanismo a dos ediles de la máxima confianza de su antecesora, Celia Villalobos: Manuel Ramos y Olivia González, respectivamente.

Tanto el presidente provincial, Manuel Atencia, como el vicepresidente, Joaquín Ramírez, contestaron ayer las designaciones del nuevo alcalde con un significativo "no tenemos nada que decir". El silencio es elocuente, como evidente era el enfado que las designaciones provocaron en la sede provincial del PP. Varios dirigentes de la formación consultados, entre ellos algunos concejales, coincidieron en atribuir los nombramientos a "la mano larga de Villalobos" e incluso apreciaron que ésta se los habría impuesto a su sucesor. De la Torre, que conocía el criterio de la dirección sobre los ediles que ésta consideraba más adecuados para las principales responsabilidades, no sólo los ignoró, sino que se limitó a informarla una vez realizados los nombramientos. A este respecto, el alcalde aseguró que "todos somos el partido" y que por este motivo las relaciones con la dirección deben ser "extraordinariamente buenas". También aseguró que nunca ha existido distanciamiento entre el grupo municipal y el aparato del partido y que "desde luego no la va a volver a haber si es que la ha habido".

El único nombramiento en el que ha habido coincidencia de criterio es el de portavoz del grupo, responsabilidad que recaerá a partir de ahora en el concejal de Cultura, Antonio Garrido Moraga. Durante el mandato de Celia Villalobos, este puesto, la primera tenencia de alcaldía y la concejalía de Urbanismo eran compatibilizadas por el actual alcalde. Ahora se produce un mayor reparto de papeles.

El primer teniente de alcalde es el edil de Personal y Seguridad, Manuel Ramos, que en los últimos dos meses se ha visto envuelto en la polémica al conocerse que sobre su sueldo pesaban cuatro órdenes de embargo, una de ellas por impago de impuestos y tasas municipales. Ramos, que fue número 12 en la candidatura del PP en las últimas elecciones municipales por expreso deseo de la alcaldesa, está considerado un hombre de su plena confianza, con quien mantiene una antigua relación de amistad. En estos dos meses de polémica, la ex alcaldesa hizo siempre una acalorada defensa del edil y consideró sus deudas un asunto "estrictamente personal". Ramos, que fue coordinador de la campaña de Villalobos para las últimas elecciones municipales, está denunciado en el juzgado por el grupo socialista. Le acusa de un presunto delito de infidelidad en la custodia de documento público porque siendo director del área de Bienestar Social supuestamente ocultó un requerimiento de embargo del juez.

De la Torre dijo al respecto que ha existido una "campaña contra él con informaciones dirigidas no se sabe bien de donde".

La nueva concejal de Urbanismo, Olivia González, que no milita en el PP, es una arquitecta funcionaria de la gerencia de urbanismo que también se incorporó a la candidatura popular por deseo de Villalobos. La concejal que hasta ahora dirigía el distrito centro solicitó hace varios meses su afiliación al PP, aunque la dirección aún no le ha dado curso.

Los primeros nombramientos de De la Torre evidencian también la división existente en el seno del grupo municipal. Algunos ediles confesaron su sorpresa e incluso transmitieron al alcalde que erraba en sus designaciones. A pesar de la sensación de normalidad que el alcalde intentó transmitir al dar a conocer sus nombramientos, tuvo que reconocer que "la situación ha creado unas expectativas a algunas personas y todas no pueden ser atendidas".