_
_
_
_
DÍA A DÍA

Rotllo i canya

El agua era el manantial de la vida. No se jugaba a trasvases para especular con horizontes adosados o verticales apartamentos como, ahora, hacen los que mandan, que, ciegos, donde ven terrenos, ven un solar. Sin agua era el hambre, la miseria, la muerte. Con el agua resucitaba la tierra; hasta el devastador diluvio universal se tenía por el renacimiento cósmico de una nueva humanidad. Y, cuando la natura se renueva en mayo -"¡bienvenido sea, regando cañadas, casando doncellas!"- el agua es imprescindible -Aigua de maig, pa per a tot l'any- y recibe culto.La lluvia -Aigua de maig, el bé desitjat- invoca con magia simpática -se compran botijos- el río de peregrinos de la ciudad de Alacant a la Santa Faç, que camina con benditas cañas, signo de humedad -hoy en la catedral italiana de Ancona se reparten manojos de acuosos juncos de san Ciríaco-, y romero ("rocío de mar"), consagrando a las diosas lunares que engendran las lluvias y ahuyentan malos espíritus; el rotllo que se reparte protegía los sembrados.

Y, el agua fue el origen del santuario, en el siglo XV de los Borja, que ayudaron a consolidar el cenobio; la nuera del Papa facilitó las siete primeras clarisas, desde Gandia. En la Cuaresma de 1489 una romería -como la Magdalena de Castelló- con una copia de la vaticana Verónica -Vero-eikon, verdadera imagen- se vio sorprendida por prodigiosos lloros del lienzo, nubes como el icono, arco iris en forma de cruz y el encargo de un monasterio a la Faç; hubo en Roma una próspera industria del souvenir que fabricó los santos rostros de Jaén, Mallorca, Llutxent... Pero el lienzo de Alacant protege del mal, la sequía -Faç divina, misericòrdia!- y la pérdida de identidad: Verònica compassiva, eixuga aquell front sagrat, de la sang, pols i saliva amb que l'han profanat.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_