Expertos en Humanidades piden que se unifique y coordine la nueva carrera
Clarificar la postura estudiantil frente a la nueva titulación de Humanidades, plantear los problemas comunes a todas las facultades, en el caso de que existan, y la formación de un colegio o una junta permanente, son algunos de los objetivos del III Congreso Estatal de Humanidades que ayer se inauguró en la Universitat Jaume I (UJI) de Castellón, pionera en la implantación de esta titulación en 1992. La reunión pretende fomentar la coordinación y la proyección social de esta nueva carrera universitaria.
El futuro de las Humanidades es incierto. La Jaume I ha reunido, por ello, a expertos nacionales para unificar criterios, preocupados por "el poco reconocimiento social e institucional logrado". Entre los objetivos que plantea el congreso está también el de "lograr la unificación estatal de estudiantes". Con representantes de más de una docena de facultades, los organizadores del congreso de Castellón, a los que precedieron los de las sedes de Huelva y la Carlos III, mantienen el problema que supone la inexistencia de unos objetivos comunes a todos los centros en los que se imparte esta titulación. "El futuro podría ser prometedor o, por el contrario, caer en el desprestigio y fracaso", precisan fuentes de la coordinación del III Congreso de Humanidades organizado por el Departamento de Filosofía y Sociología de la UJI, quienes encuentran en la ambigüedad y la falta de definición del decreto de 1992, por el que fue aprobada la nueva carrera, la mayor causante de los problemas a los que han de enfrentarse los estudiantes. "En cada facultad se aplica una cosa y se imparten materias diferentes", aseguran. "Se trata de encontrar la problemática común", señalan las mismas fuentes, "para pedir de forma coherente y razonable". "Si pedimos por separado, la acción se diluye", apuntan, y por ello han fijado como otro de los logros a conseguir un frente común para promocionar la titulación, en vista al reconocimiento social, y la creación de una demanda en todos los ámbitos laborales en los que "nos sea posible desplegar nuestros conocimientos y valores".
La titulación, que ofrece una formación interdisciplinar dentro del campo humanístico, fue ideada con grandes pretensiones y especialmente relacionada con la posterior implantación de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO). Sin embargo, ocho años después las posibilidades de lograr una mayor interrelación con el mundo empresarial y sociocultural no se han desarrollado, según el diagnóstico que plantea Fernando Rodríguez, coordinador del congreso.
Frente a un escenario europeo donde "las Humanidades gozan de gran prestigio en países como Inglaterra, Francia y Alemania", en España "los fundamentos humanistas todavía no encajan en un mundo altamente tecnificado".
El profesor Amador Antón, jefe de la carrera de Humanidades en la Jaume I, se comprometió en los anterior congresos celebrados en Huelva, en 1998, y en Madrid, en 1999, a organizar en el campus pionero de Castellón un debate a fondo sobre el futuro de la carrera y se ha planteado dos retos a corto plazo: la unificación estatal de estudiantes de Humanidades y la formación de un colegio o junta permanente que recoja las reivindicaciones y retos que surjan, tanto a nivel territorial como nacional; y la promoción de la titulación, a partir de la creación de expectativas de demanda en distintos ámbitos laborales. La universidad valenciana pretende que el III Congreso de Humanidades "se materialice en acuerdos concretos y reales" y que, por tanto, "sirva de punto de inflexión", justo en un momento en que el Gobierno central pretende que esta legislatura se centre, precisamente, en la llamada "reforma de las Humanidades".
Precisamente en Huelva y Madrid ya se ha ejecutado la reforma del plan de estudios por lo que Castellón será el lugar en el que se debatirán las consecuencias de estos cambios. El impulso a este congreso para redefinir retos y plazos se ha traducido en la participación de importantes expertos a nivel nacional. Ayer, la conferencia inaugural corrió a cargo del profesor Francisco Rodríguez Adrados, miembro de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) y pionero en estudios humanísticos.
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