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Gallardón cree que le ha perjudicado admitir su ambición por La Moncloa

Javier Casqueiro

Alberto Ruiz Gallardón admitió ayer que si se hubiese "callado en algunas ocasiones", en alusión a su "sincera" ambición de aspirar en el futuro a la Presidencia del Gobierno, le habría ido mejor en sus relaciones con algunos dirigentes del PP. Gallardón, en el día en que se conmemoraban en Madrid las fiestas de la Comunidad y del Dos de Mayo, valoró el nuevo Gabinete de José María Aznar y reveló que en el mismo tiene varios amigos. A la recepción que ayer ofreció en la Puerta del Sol acudieron cinco ministros.

El presidente de la Comunidad de Madrid comentó, durante una entrevista en la Cadena SER, su aprobación hacia el nuevo Gobierno de Aznar porque recoge las "opciones que votaron los ciudadanos en las pasadas elecciones" y porque el presidente había sido "abierto" al seleccionar a sus ministros. Y añadió que cuenta con "grandes amigos" en ese Ejecutivo, al que ve con un discurso cada vez más cercano al suyo y por el que recibió en el pasado algunas de las más duras críticas.Ruiz Gallardón reconoció, además, que aunque está satisfecho del cargo que ocupa al frente de la Comunidad -puesto que se ha comprometido a dejar dentro de tres años, cuando cumpla su segundo mandato- y también por su posición en el PP, podría estar mejor situado de cara al futuro si hubiera actuado de otra manera en el pasado.

No lo dijo expresamente, pero Gallardón se refirió así a que si durante estos años, cuando se le preguntaba insistentemente si ambicionaba la función que ahora desempeña Aznar como presidente del Gobierno, hubiera contestado hipócritamente y no hubiese sido "sincero" al confesar que no lo descartaba, ahora tendría más opciones. Respondió literalmente: "Haber callado en algunas ocasiones me podría haber llevado a otro sitio".

Cierta "distancia"

Y asumió que esa decisión de no ocultar sus deseos políticos provocó cierta "distancia" con algún compañero del PP. Aunque no con todos. Durante la pasada legislatura, cuando Gallardón convocaba la recepción oficial de las Fiestas del Dos de Mayo en el Palacio de Correos, sede de la presidencia de Madrid, periodistas y políticos de diversos partidos se entretenían en repasar el número de ministros y altos cargos del Gobierno Aznar que aceptaban su invitación. No eran muchos. Y se recurría para justificarlo al argumento del puente festivo.

En el acto de ayer se personaron cinco ministros del nuevo Gabinete, refrendado hace apenas cuatro días. Estuvieron el vicepresidente segundo, Rodrigo Rato, uno de los hombres fuertes de Aznar y del PP de Madrid; las ministras Celia Villalobos (Sanidad) y Pilar del Castillo (Educación, Cultura y Deportes); y los titulares de Administraciones Públicas, el soriano Jesús Posada, y el de Trabajo, el burgalés Juan Carlos Aparicio. Los responsables de protocolo de la Comunidad de Madrid habían invitado a más de 4.000 personas y acudieron casi la mitad, un número mucho más alto que el de otras recepciones.

La presidenta del Senado, Esperanza Aguirre, fue protagonista de un incidente precisamente de protocolo al quejarse por haber tenido que soportar la larga cola de acceso al recinto, algo que hicieron sin rechistar, entre otros, el alcalde de la capital, José María Álvarez del Manzano; el delegado del Gobierno, Pedro Núñez Morgades, así como muchos regidores, concejales, presidentes autonómicos -como Juan José Lucas-, consejeros, embajadores o representantes del mundo de la cultura.

La lupa pública que siempre persigue a Gallardón se centró también ayer en los nuevos. Se interpretaban sus palabras: mínimas, ambiguas, diplomáticas y sin ningún compromiso ni sobre sus equipos de colaboradores -que cerrarán entre hoy y mañana- ni sobre sus proyectos. Y sobre todo se vigilaba la corte de curiosos y potenciales altos cargos que se les acercaban para felicitarles e insinuarse. Rato fue el más solicitado.

En fuentes del PP de Madrid se especula con que Aznar no quiere que sus ministros hagan ofertas ni al número dos ni al número tres del Ayuntamiento, Juan Antonio Gómez Angulo y Mercedes de la Merced, respectivamente, para no señalar al relevo de Álvarez del Manzano si éste no acaba su actual mandato.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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