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Entrevista:CARLOS ARMIÑOESCULTOR

"El arte en Madrid está muy encauzado y repartido"

F. Javier Barroso

Mesas de diseño señorial, marcos con flecos esculpidos en madera o grandes esculturas de hormigón se exhibieron en febrero en el Centro municipal de las Artes de Getafe (144.000 habitantes). Son de las obras que ha diseñado y construido durante los últimos 20 años el artista burgalés Carlos Armiño, que entonces ofreció una muestra retrospectiva de sus creaciones. Carlos Armiño (Burgos, 1954) tiene su taller artístico a las afueras de Santander. En su trayectoria ha alternado la madera con el hormigón. Sus obras se pueden ver en la zona sur, como en Alcorcón, donde tres grandes menhires presiden la plaza de acceso al teatro municipal Buero Vallejo. En sus montajes aúnan la plasticidad con la función decorativa y utilitaria.Pregunta. ¿Cómo se inició en el mundo de la escultura?

Respuesta. Yo rechacé el arte en principio. Me dediqué de lleno a los 18 años a la pintura y, en un momento dado, me di cuenta de lo complejo que era el arte y que no estaba dispuesto a la lucha. Me retiré a Cereceda, en Burgos. Allí, por mi trabajo, entré en contacto con la madera, con las vigas, con los troncos..., y así llegué, poco a poco, a la escultura.

P. ¿Con qué material se siente más cómodo?

R. Creo que amo la madera más que muchos escultores, porque mi padre tenía una serrería. Desde entonces, le tengo mucho apego. Cada cosa tiene su momento. Lo que no se puede hacer es trabajar hoy la madera y mañana pasar al hormigón. Cada material necesita un periodo de tránsito y adaptación para que las cosas salgan bien.

P. Pero son materiales muy diferentes.

R. Sí. El hormigón se hace en moldes. Te da la satisfacción de la rapidez y para el que no hay límite de medidas. He llegado a hacer piezas de más de 12 metros. Mientras, en la madera tienes que trabajar con un bloque y darle forma. Tienes que medirla para no estropear la obra que tienes en mente.

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P. ¿Ha buscado un fin utilitario a sus creaciones?

R. El espíritu es necesario. Entonces, ya es utilitario. En la exposición se podían ver cuadros o grabados. La utilidad quizá venga de que yo empecé a construir objetos para la casa. Hoy día una escultura de 1,3 metros no tiene otro espacio que el centro de un salón.

P. ¿Dónde le gustaría exponer una obra en Madrid?

R. Ése no es un tema que me preocupe mucho. Sólo me inquieta el poder disponer de libertad económica para garantizar mi creación artística y después poder vivir de ello. El que esté la obra situada en Getafe o en un bosque me da exactamente lo mismo.

P. ¿Está valorado este arte en Madrid?

R. Creo que todo está muy encauzado y repartido. Las galerías reconocen que no les interesa que entre nadie más. Tienen sus artistas y han creado un círculo cerrado al que es muy difícil acceder.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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