Barak se compromete a entregar a Arafat tres localidades cercanas a Jerusalén oriental
Tres ministros israelíes aseguraron ayer que su Gobierno está dispuesto a transferir en breve el control de tres localidades árabes limítrofres con Jerusalén oriental a la Autoridad Palestina. Mientras, representantes de ambas partes iniciaron ayer en Eilat, en la costa del mar Rojo, la tercera ronda de negociaciones sobre el estatuto permanente, que deberían desembocar en un acuerdo-marco este mes de mayo y en un tratado definitivo de paz en septiembre próximo, y en lo único en lo que coinciden es que el calendario es casi imposible de cumplir porque el tiempo es escaso y las divergencias son profundas.
Los ministros israelíes de la Presidencia, Haim Ramon; de Comunicaciones, Benjamín Ben Eliezer, y de Justicia, Yosi Beilin, declararon a la radio nacional que son favorables a la transferencia al Gobierno de Yasir Arafat de las localidades árabes de Abu Dis, El Azariya y Suwahara, las tres situadas al este de Jerusalén. "Creo que el primer ministro [Ehud Barak] está a punto de proceder a la transferencia de esas tres localidades", declaró Beilin. Ramon, que a menudo actúa como portavoz del primer ministro, aseguró también que "las fuerzas de seguridad israelíes prácticamente no aparecen por esas localidades" y que la Autoridad Palestina "ya ha construido un edificio que va a servir de Parlamento en Abu Dis". Aunque la existencia de dicho edificio es un hecho, los palestinos nunca han reconocido que vaya a servir de sede a su legislativo, ya que insisten en que desean hacer de Jerusalén oriental la capital del Estado independiente que esperan crear. Facilitar el acuerdo
Estas declaraciones confirman informaciones anteriores sobre que Barak está dispuesto a aceptar esta semana la entrega de esas tres localidades a la Autoridad Palestina para favorecer las negociaciones del acuerdo-marco sobre el futuro estatuto de los territorios palestinos, cuya tercera ronda se inició ayer en Eilat. Ahora habrá que ver si su propuesta prospera en el Gobierno, donde se prevé un debate y votación sobre el asunto el próximo miércoles, y en el que una parte importante de sus ministros se opone a la idea.
El titular de Vivienda, Isaac Levy, jefe del Partido Nacional Religioso y portavoz de los colonos, amenazó el pasado viernes con romper la coalición gubernamental (a la que su partido aporta cinco diputados) si Barak transfiere Abu Dis a los palestinos. Tanto ésta como las otras dos localidades en cuestión se encuentran fuera del término municipal de Jerusalén. Pero no todo son gestos de buena voluntad por parte de Barak. La citada ronda de negociaciones, que durará diez días, se inició con varias horas de retraso: los palestinos estaban indignados por la reciente decisión del Gobierno israelí de ampliar el asentamiento judío de Maalé Edomim, en Cisjordania y próximo a Jerusalén, con la construcción de 174 viviendas.
Uno de los negociadores palestinos, el ministro de Información y Cultura, Yasir Abed Rabbo, dijo que "la decisión del Gobierno israelí respecto a la construcción de las nuevas viviendas en el asentamiento de Maalé Edomim demuestra su verdadera actitud respecto al proceso de paz". [Precisamente ayer, un centenar de soldados y policías frustraron un intento de los colonos de extender el asentamiento de Tel Rumeida, cerca de Hebrón, informa Reuters.]
Los más de 150 asentamientos judíos de Cisjordania y Gaza (en los que viven unos 180.000 colonos), así como Jerusalén, son dos de los asuntos más espinosos de los siete que se debaten en Eilat. El Gobierno de Barak propone dejar enclaves de colonias judías en Cisjordania y Gaza (territorios en los que los palestinos aspiran a establecer su futuro Estado independiente, con capital en Jerusalén Este), tras desmantelar unas diez a las que no podrá proteger el Ejército israelí por estar aisladas.
Los palestinos, que consideran que los asentamientos judíos constituyen uno de los principales obstáculos para la paz, exigen su total desmantelamiento por tratarse de una colonización ilegal en territorios que Israel conquistó en la guerra de los Seis Días de 1967.
La exigencia palestina rige también para los barrios judíos de Jerusalén oriental, un sector de la ciudad que Israel también conquistó en 1967 y anexionó en 1980. Los palestinos están dispuestos a permitir que los colonos judíos sigan viviendo en Cisjordania y Gaza una vez que esos territorios estén bajo su soberanía, siempre que acepten su Gobierno y sus leyes.
En cuanto a Jerusalén, la postura de Barak es que esta ciudad "continuará unificada" bajo soberanía israelí. Por su parte, Arafat ha declarado a Jerusalén oriental como la capital de su futuro Estado. Los palestinos exigen la división política de Jerusalén y que funcione con dos capitales. Debido a que Jerusalén es sagrada tanto para judíos como musulmanes y cristianos, se prevé algún tipo de implicación internacional.
El mediador estadounidense Dennis Ross se sumará mañana martes a las negociaciones de Eilat, que se interrumpirán dos días después para que israelíes y palestinos celebren consultas y continuarán la próxima semana en la vecina localidad egipcia de Taba.
En lo relativo a asuntos de seguridad, Barak asegura que "no habrá un Ejército extranjero al oeste del río Jordán", es decir, en Cisjordania, y Arafat acepta un futuro Estado palestino sin armas. Los refugiados, el agua y la independencia económica constituyen otros puntos de fricción.
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