Safin cambia su dinámica Marat cierra el paso a Ferrero y se convierte en el primer ruso que gana el torneo barcelonés
Su trayectoria del año no invitaba al optimismo; sin embargo, Marat Safin logró ayer en Barcelona el mejor título de su carrera profesional. Ganó el Godó y cortó por lo sano la escalada del español Juan Carlos Ferrero al vencerle en la final por 6-3, 6-3, 6-4 en 1 hora y 43 minutos.Safin, de 20 años, se convirtió de esta forma en el primer jugador ruso que consigue alzarse con el triunfo en el torneo del RCT Barcelona. Su juego ha estado ahí, agazapado durante los últimos años. A Safin le faltaba madurar y recientemente, hace sólo una semana, tomó una de las decisiones más importantes y, posiblemente, dolorosas de su carrera: rompió con Rafael Mensua, el técnico que le había dirigido en los últimos seis años, o sea, desde que él tenía 14.
Puede que eso influyera en su juego, pero lo más probable es que no. Mensua tiene motivos para sentirse satisfecho, puesto que en una semana un jugador no cambia ni su estilo de juego, ni sus esquemas en la pista. Pero es posible que aquella decisión supusiera haber alcanzado ya el fondo del pozo en el que empezaba a encontrarse. Desde esta perspectiva, haber dado ese paso puede haberle liberado y obligado, al mismo tiempo, a comenzar a andar de nuevo.
Cuando se clasificó para la final, Safin no tuvo reparos en confesar su sorpresa por los resultados que estaba logrando en Barcelona, cuando hacía sólo unas semanas que había estado atacado por una desesperación tan importante que pensó incluso en dejar el tenis. Fueron unas aseveraciones que sonaron a exageradas, aunque lo cierto es que su campaña no levantaba el ánimo: siete derrotas en su debut en nueve torneos. Sólo había llegado a las semifinales en un torneo pequeño como el de Copenhague, y había ganado un partido en Indian Wells.
Nada que ver con el tenis que desarrolló en el Godó. "He ganado uno de los mejores torneos de este año", confesó ayer tras su triunfo. "Me siento muy feliz por ello, sobre todo porque llegué aquí tras perder por 7-6, 6-0 en Montecarlo ante Gaudio y no me sentía muy bien. Pero igual podría ser más feliz haciendo otras cosas. He tenido suerte. Creo que hemos jugado a un gran nivel Ferrero y yo. Y me siento encantado de haber recuperado la confianza".
La final no alcanzó las cotas de emotividad que había deparado la semifinal entre los españoles Ferrero y Moyà. El juego no fue tan espectacular porque hubo un jugador que impidió al otro desplegar sus armas. Marat Safin jugó a un nivel tan alto, que puso en evidencia las limitaciones que aún tiene el juego del español.
El saque es una de ellas. Ese golpe marcó una de las claves de la final. Safin mantuvo un nivel de efectividad impresionante durante todo el partido cuando dispuso del servicio. Sacó con peso y velocidad, ganó alrededor de 25 puntos directos con el saque (16 aces) y Ferrero encontró serias dificultades para restarle. Eso dio tal seguridad al ruso, que pudo tomar más riesgos en el resto y mantener el juego bajo control. Ferrero confesó luego que ese aspecto de su juego debe mejorar. "En este Godó he sacado mejor, pero me falta un poco de fuerza, que adquiriré cuando madure más muscularmente. En dos años reharé mi saque".
El partido produjo algunos intercambios brillantes de pelotazos desde el fondo de la pista, pero tuvo poca historia, puesto que Safin rompió el saque de Ferrero una vez por manga y no afrontó ninguna bola de break con el suyo. Tal vez Ferrero debió cambiar de táctica al comprobar que su esquema no le servía. "Se lo dije con 2-2 en el segundo set", confesó Antonio Martínez Cascales, su entrenador. "Le comenté que levantara la bola para ver si desequilibrábamos un poco a Safin. Pero él respondió que no podía hacerlo. Otros españoles seguro que lo hubieran hecho". Tal vez esa habría sido una solución. Pero tampoco es seguro, visto el nivel de aciertos que mantuvo Safin.
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