El gobernador del Banco de Francia, procesado por la crisis del Lyonnais

El gobernador del Banco de Francia, Jean-Claude Trichet, anunció ayer que será procesado por su gestión como director del Tesoro de la crisis del Crédit Lyonnais, que estuvo a punto de quebrar a comienzos de los noventa. En un comunicado, Trichet -que aspira a suceder a Wim Duisenberg al frente del Banco Central Europeo (BCE) cuando éste se jubile en 2002- subrayó que su procesamiento se llevará a cabo "en relación con el procedimiento relativo a las cuentas del Crédit Lyonnais para el ejercicio 1992 y el primer semestre de 1993".

El Estado francés tuvo que inyectar 15.240 millones de euros (2,5 billones de pesetas) de dinero público al banco Crédit Lyonnais, cuya privatización se produjo el pasado año, para evitar su quiebra. En su declaración escrita, el gobernador del Banco de Francia dijo estar "profundamente sorprendido por esta información ya que la Dirección del Tesoro fue sometida en aquella época a profundas investigaciones que condujeron a un cambio de orientación estratégica de este banco comercial". Insistió en que desde la Dirección del Tesoro, que ocupó entre 1987 y 1993, hizo todo lo posible para que Crédit Lyonnais "cambiara de orientación y fijara los hechos de manera incontestable, en una situación particularmente difícil". El juez que instruye la causa quiere interrogar a Trichet porque le supone responsable de "difusión de falsas informaciones ante el mercado y presentación y publicación de cuentas sociales inexactas".

Los hechos que se le reprochan corresponden a los años 1992 y 1993. En esa época, Trichet, como director del Tesoro, formaba parte del comité de vigilancia de las sociedades bancarias públicas, como era el caso del Crédit Lyonnaise. Entre 1988 y 1993 el banco inició una fuerte política de expansión, de inversiones de alto riesgo y de préstamos a clientes poco recomendables que casi acabó con los fondos del banco. Crédit Lyonnais vió entonces como sus pérdidas se multiplicaban con casos como el de la compra fraudulenta de la Metro Goldwyn Mayer y, sobre todo, en las inversiones en un sector inmobiliario que cayó en picado a principios de los noventa.

Los miembros del Consejo de Política Monetaria del Banco de Francia manifestaron a Trichet "su entera confianza" ante su próximo procesamiento y "su total apoyo". Crédit Lyonnais, cuyos principales accionistas son Crédit Agricole (10%), AGF-Allianz (6%), AXA (5%), Commerzbank (4%) y BBVA (3,75%), fueron obligados por la Comisión Europea antes de su privatización a ceder una serie de activos en compensación por los fondos públicos recibidos a comienzos de los noventa.

En ese tiempo, el banco público estuvo al borde de la quiebra, ya que el mismo Ministerio de Economía reconoció en 1997 que las deudas acumuladas durante la primera parte de esa década se habían elevado a 15.270 millones de euros. Para poder iniciar el proceso de venta, el Gobierno francés firmó un compromiso con el Ejecutivo comunitario para proceder a la cesión, entre otros activos, de la filial española Banca Jover (comprada por Caja Madrid) y Crédit Lyonnais España (adquirida por Caja Duero).