Aigua de la vida
Fue difícil desterrar los ritos paganos. En el siglo XIII todavía se llamaba a un adivino al nacer un hijo, según se desprende de la leyenda de sant Pere Ermengol -coetáneo y pariente, sin duda, de la libertadora de Oriola, la Armengola-, que refiere como su noble y beato padre, de la buena casa y familia del conde de Urgell, hizo venir a un arúspice para saber el oráculo de la criatura. El druídico brujo, horrorizado, sólo acertó a augurar que una horca santificaría al noble mamón. Gracias a su brujería huyó, pues el feudal papá quería colgarle. Creció y, en efecto, el doncel hizo tronar; con saña tiránica castigaba a los súbditos, abandonó el castillo y se dedicó a robar y matar. Un avergonzado padre lo detuvo y encarceló. Consiguió domarlo y educarlo. Ya regenerado, una oportuna lluvia -Mística font de l'aigua de la vida, rageu del Cel al cor de mon país, origen de su santidad y no la horca- le hizo buscar refugio en la iglesia de la Mercé y allí prometió hacerse freire mercedario. Marchose a Morería a redimir cautivos y predicó su fe a intransigentes mahometanos, que lo ahorcaron. Ocho días colgado y, al ir a guardar sus reliquias, aún vivía; la virgen lo sostuvo en el aire y, cada tres horas, le daba leche de sus pechos; no consta si le llevaban panou para mojar. Al volver, se le prohibió ir por la calle porque no se podía circular de tanta gente que deseaba besarle los pies a fin de evitar el robo y la horca. No pudo ser mártir, murió santo en la su cama, en 1304, tal día como hoy, fiesta de la Marededéu de Montserrat, abogada de novençans -Si vol ser ben casat, porta la dona a Montserrat- dispensadora de fecundidad a estériles -A Montserrat canvien la dona- y patrona de Oriola y Picanya: Rosa d'abril, morena de la serra, de Montserrat estel, ilumineu la picanyera terra, porteu-nos cap al cel.
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