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20 millones de fianza para cada acusado por el crimen de la Villa Olímpica

El magistrado Adolfo Fernández Oubiña acordó ayer que cada uno de los 10 acusados que permanecen en prisión por el crimen de la Villa Olímpica deposite una fianza de 200 millones de pesetas para asegurar su responsabilidad por los hechos. El juez les concedió un plazo de 24 horas, que expira hoy, para que abonaran el dinero y ha acordado que si no lo hacen se les embarguen sus bienes o se demuestre que son insolventes.

La fijación de la fianza es una de las medidas que adopta el juez en un auto por el que acuerda también el procesamiento de los 10 acusados por el asesinato de Carlos Javier Robledo Peña, que murió el pasado día 1 tras recibir una brutal paliza. Del mismo modo, en la resolución notificada ayer a las partes., el juez también procesa a los jóvenes por dos asesinatos en grado de tentativa cometidos contra los dos amigos de la víctima, quienes resultaron heridos pero pudieron huir, así como por otros tres delitos de robo.El magistrado había anunciado en un principio que separaría la causa en dos procedimientos -uno para el delito de asesinato, que juzgaría un tribunal popular, y unas diligencias previas para el resto de los delitos-, pero finalmente ha optado por mantener los hechos en un solo sumario para evitar que se produzcan sentencias contradictorias. Fuentes judiciales cuestionaron ayer la decisión de Oubiña, que de esta manera ha esquivado la aplicación de la Ley del Jurado.

El juez explica en el auto de procesamiento que en la noche de los hechos los 10 acusados "acordaron agredir a grupos o individuos que pasaran por las proximidades" de la discoteca Black Fire del Puerto Olímpico, a la que había acudido. Por ese motivo, robaron una bufanda y una chaqueta, y colocaron esta última prenda junto al automóvil de uno de los acusados como cebo para iniciar la pelea. Cuando Carlos Javier Robledo y sus dos amigos cogieron la prenda, los 10 jóvenes les acusaron a gritos de querer robarla, y pese a que aquéllos intentaron explicar que pretendían devolverla a su dueño, otro amigo suyo, no hubo tiempo.

Botas con refuerzos de metal

El juez explica en su resolución que los diez acusados les golpearon con las botas con refuerzos de metal que calzaban y con una barra de hierro que arrancaron de una valla próxima. Los dos amigos de Robledo pudieron introducirse en su vehículo y huir, aunque quedaron lesionados física y psíquicamente "por el terror que les ocasionó la brutalidad de la agresión", en la que sufrieron patadas en el pecho y la cabeza. Anteriormente sus agresores les habían robado un anillo y un reloj.

A Robledo, explica el juez, "le fue imposible ocultarse al ser abatido en el suelo con un golpe de la barra de hierro y (...) pateado con las botas reforzadas (...) hasta que le destrozaron el cráneo y el tórax", lo que le ocasionó la muerte". Posteriormente sus agresores le robaron unas gafas de sol.

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