"A Blas Infante no le habría complacido esta autonomía"

Juan Antonio Lacomba (Chella, Valencia, 1939) presenta hoy en Sevilla Blas Infante y el despliegue del Andalucismo, libro publicado por la editorial malagueña Sarriá que recoge en cuatro capítulos la vida de Blas Infante (1885-1936). Infante, notario nacido en Casares (Málaga), fusilado en Sevilla al inicio de la guerra civil, en agosto de 1936, es -entre otras cosas- el padre de los símbolos de Andalucía: la bandera, el himno y el escudo. Y Lacomba, catedrático de Historia Económica en la Universidad de Málaga, es uno de los más notables historiadores del movimiento andalucista en los siglos XIX y XX. Pregunta. El último capítulo de su libro habla de la reciente recuperación de las ideas de Infante, ¿es lo que hoy conocemos por Partido Andalucista?

Respuesta. Es el caso más claro, pero ha habido otros partidos como el Movimiento Socialista de Andalucía, que nace en Casares, o el Partido Social Liberal Andaluz que se aglutina en Sevilla en torno al profesor Clavero. Y lo más relevante de la transición es cómo todos los partidos estatales le añaden la A detrás a su nombre. Y todos, antes incluso de que se redacte la Constitución, tienen ya preparados proyectos de estatuto de autonomía para Andalucía, en 1976 y 1977. Lo que demuestra que querían jugar fuerte y jugar en andaluz.

P. ¿Cómo era Blas Infante? Un burgués, republicano, poco político...

R. Era un pequeño burgués desclasado, que tenía preocupación por conectar con las clases obreras, que tuvo buena relación con los anarquistas. Era un republicano muy influenciado por Pi i Margall, que tenía una idea confederalista de España. Pero no era un político clásico de los que buscan el poder. No creó nunca un partido. Su ambición era que el pueblo andaluz recuperara su conciencia de serlo.

P. Lo que sigue estando pendiente...

R. Pues sí. Existe un sentimiento, pero no una conciencia de pueblo en Andalucía.

P. ¿Estaría Blas Infante contento con la autonomía que hay en Andalucía?

R. Seguro que no. Él soñaba con una Andalucía libre de ataduras y dependencias y esta autonomía está gobernada por un partido estatalista, eso sí democráticamente elegido, que mira mucho a Madrid cuando toma una decisión en Andalucía.

P. Usted reprocha al PA una trayectoria ideológica errática...

R. Fue una apuesta muy buena. Este fue el único partido de la Federación de Partidos Socialistas que no se comió el PSOE. Pero demasiados personalismos, demasiados vaivenes ideológicos han destrozado una idea. En la legislatura pasada han estado en el Gobierno andaluz. Han tenido una buena gestión en Turismo, pero nadie ha notado que había una fuerza nacionalista en el Gobierno. Yo, al menos, no lo he notado. Escuredo sí que se la jugó y por eso se lo cargaron. Pero ahora, no.