Samaranch regaña duramente a Atenas 2004 por su retraso
Juan Antonio Samaranch regañó nuevamente con dureza a la organización de los Juegos de Atenas 2004 por su retraso. El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), que mostró ya su malestar en 1998, sólo un año después de la concesión de la sede a la capital griega, volvió a hacerlo el jueves ante el desastre de los preparativos por los endémicos cambios políticos y la falta de decisiones.
Samaranch lanzó su última advertencia en la sede del COI, en Lausana, al término de las reuniones de la comisión ejecutiva con la asamblea de las federaciones internacionales olímpicas. Lo hizo en los términos que acostumbra en situaciones así, como sucedió en el caso de Barcelona 92. Entonces recordó a los organizadores que no podrían con todo solos y que debían contar con el gobierno central. Ahora, ha repetido sus acusaciones por el desorden griego: "En una organización tengo por costumbre decir que hay tres fases de color. Con el verde todo va bien. En el amarillo empiezan los problemas y el rojo señala el peligro. Atenas está actualmente en el límite de la fase amarilla en la que afrontan graves problemas. Si de aquí a fin de año no hacen cambios sustanciales y se toman medidas drásticas se encenderá la luz roja. Ya se lo advertí hace dos meses, pero ahora, una vez elegido el nuevo Gobierno griego, ha llegado el momento de decirlo públicamente", dijo un preocupado presidente del COI.Samaranch añadió que en los próximos días habrá nuevos contactos con las autoridades griegas "hasta ahora difíciles" y que es "incapaz" de imaginar que los Juegos no se celebren en Atenas. Afirmó que el COI esperará hasta diciembre para tomar medidas si no mejoran las cosas.
Una baja importante
Samaranch ha lamentado siempre que los continuos vaivenes políticos en Grecia se llevaran por delante a Gianna Anguelópulos-Daskalaki, la brillante presidenta del comité de candidatura que dirigió el triunfo de Atenas sobre Roma en la elección de Lausana en 1997. Su gestión fue clave y su cese tras la victoria dio paso a los desbarajustes. Primero fue una batalla por los terrenos de la Villa Olímpica y en el último informe de la comisión de coordinación del COI para Atenas, dirigida por el belga Jacques Rogge, los fallos existen en casi todas las áreas de la organización: instalaciones, transportes, alojamientos e infraestructuras. El caos político ha llevado a que el Gobierno no se implicara en el proyecto y se han multiplicado los centros de decisión. Con la dejación de los poderes públicos la iniciativa privada campa por sus respetos y no hay suficientes garantías.
Las autoridades griegas, como han hecho habitualmente en anteriores ocasiones, reaccionaron rápidamente señalando que reconducirán los trabajos. El nuevo ministro de Cultura, Theodor Pangalos, aseguró en Atenas "haber tomado nota" de las críticas y reconoció que se deberán movilizar "todas las fuerzas". Pero el viceministro de deportes, Yorgos Floridis, incluso se permitió decir que las obras marchan "satisfactoriamente" y que los Juegos de Atenas no sólo se celebrarán con normalidad, sino que serán un "hito en la historia olímpica".
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