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Un estudio revela que bandas de jóvenes violentos agravan el conflicto de la movida en Granada

El conflicto de la movida en Granada se agrava los fines de semana a partir de las dos de la madrugada, cuando grupos de jóvenes de comportamiento violento y delictivo agreden y roban a otros chavales. Ésta es la conclusión de un estudio sobre el botellón que tres psicólogas han elaborado para el Ayuntamiento de Granada. El informe apuesta por concienciar y educar a los jóvenes para solucionar el problema. Aunque también propone sanciones para los más conflictivos, obligándolos a limpiar botellones y a visitar a accidentados por alcohol y drogas en los hospitales.

Para realizar este análisis de las causas y efectos del botellón, las psicólogas han entrevistado a 2.000 jóvenes de entre 13 y 19 años. En la definición del problema, el estudio aclara que el botellón no está totalmente al margen de la legalidad. Pero que surge un conflicto social cuando sólo algunos jóvenes, que actúan como tribus urbanas, impiden el descanso de los vecinos, destrozan el mobiliario urbano y agreden física y verbalmente a otros jóvenes.Estas tribus se organizan por colegios o institutos y establecen su propio territorio de botellón. A partir de las dos suelen desplazarse o otras zonas de la movida donde provocan a otros grupos como modo de diversión y satisfacción. Según fuentes del Ayuntamiento, también lo hacen para incomodar a los mayores y a las administraciones, ya que consideran su comportamiento una forma de rebeldía.

La agresividad de estos jóvenes aumenta por el consumo de alcohol y, sobre todo, por el de "drogas de diseño", de fácil adquisición y que producen cambios psicológicos y empeoran la conducta.

Los universitarios suelen mantenerse al margen de enfrentamientos con los grupos más conflictivos.

El informe contempla un proyecto para intentar solucionar el problema, con un coste de 15 millones, que el alcalde de la ciudad, el socialista José Moratalla, se ha comprometido a poner en marcha. En él, se asegura, deben implicarse todos los responsables del conflicto: jóvenes, padres, profesores, vecinos, Policía Local y administraciones públicas (central, regional y local).

El proyecto apuesta por "concienciar a los jóvenes de su comportamiento inadecuado, implicarlos en el problema y pedirles responsabilidades". Para ello prevé campañas informativas sobre los efectos del alcohol y las drogas en los colegios e institutos. También talleres de educación social, sexual y medioambiental. En todas estas actuaciones participarían los profesores.

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Contempla también entrenar a la Policía Local para afrontar el conflicto, convencer a los vecinos de que su actitud agresiva no es la solución, informar a los padres de cómo viven sus hijos la movida y pedir a los universitarios que reduzcan el consumo de alcohol y sirvan de modelo a los más jóvenes.

Las psicólogas también han entrevistado a vecinos y policías. Los vecinos atribuyen la responsabilidad a los dirigentes de la ciudad y piensan que la represión es la única solución. Los padres con hijos adolescentes consultados ignoran si su hijo va de botellón. La Policía Local piensa que no cuenta con el respaldo de los ciudadanos y se ven coartados a la hora de hacer cumplir las ordenanzas municipales.

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