Jueves Santo en el Siglo de Oro de Alcalá de Henares
Una arqueta de plata labrada, regalo de Felipe II, acogerá esta tarde en la catedral de Alcalá parte de las hostias consagradas en la Misa de la Última Cena. El obispo de la diócesis de Alcalá, Jesús Catalá, las llevará hasta el Monumento, un túmulo o altar que simboliza la sepultura de Jesús, y luego cerrará el arca con llave. El Monumento estará allí expuesto hasta los oficios del viernes. Lo mismo ocurrirá en todas las iglesias católicas.En Alcalá, su casco histórico, declarado patrimonio mundial en 1998, acoge varios templos del Siglo de Oro, entre ellos los de nueve conventos de clausura, cerrados el resto del año. Una circunstancia que invita a aprovechar la tradición de los monumentos para recorrer sus bellos interiores.
En los Evangelios, Jesús, tras la Última Cena, se retiró a orar, pidiendo a sus discípulos que velasen con él, por eso hay iglesias que permanecen abiertas toda la noche, con los fieles agrupados en torno al Monumento, las más de las veces una mesa en la que no falta el pan y el vino, doce velas simbolizando a los apóstoles y, en ocasiones, los platos y las sillas también. El peregrinaje por los templos alcalaínos puede hacerse, por tanto, al abrigo de los faroles, aunque las iglesias de las clausuras cierran a medianoche. Cristos y vírgenes, sembrados ya de claveles reventones y cirios, y listos para ser procesionados, velarán también bajo las cúpulas. El viernes, día de duelo para los cristianos, no hay misa, no se consagra el pan, y de ahí el guardar las Santas Formas del día anterior, para consumirlas en los oficios del Viernes Santo.
El recorrido puede empezar bajo los arcos góticos de la catedral y la ermita barroca situada justo enfrente, la de Santa Lucía, donde duerme la Virgen de las Angustias. Tallada este mismo año por el conquense José Antonio Jiménez Langa, la imagen, que representa a una mujer en la cuarentena, la edad de María cuando su hijo murió crucificado, ha sido la última en incorporarse a la Semana Santa Complutense, aunque este año no saldrá en procesión, porque espera a que terminen de tallar el Cristo que llevará en sus brazos.
Atravesando la plaza de los Santos Niños y enfilando la calle del Empecinado, una fachada de ladrillo da entrada a la iglesia del convento de las Catalinas, que acoge al Cristo Yacente, una imagen del siglo XVII, de autor desconocido, un Cristo recién arrancado de la Cruz, con los músculos en tensión, la sangre chorreando por su frente y desde las llagas de los clavos. Unas espadañas, con sus nidos de cigüeña, más allá, está el convento de las Claras, donde duerme otra talla barroca, el Cristo de la Esperanza y de los Trabajos, también de autor desconocido. El yacente es, junto al Cristo de los Doctrinos, la joya de la imaginería complutense, las únicas que han pervivido de las que se procesionaban en Alcalá antes de la Guerra Civil. El de los Trabajos llegó al convento tras la contienda.
Cristo manierista
El hermoso Cristo manierista de los Doctrinos, tallado por un discípulo de Miguel Ángel, el jesuita Domingo Beltrán, fue encarnado a finales del XVI en una madera más dura y oscura que el nogal, el satín, lo que ha facilitado su conservación, y saldrá en procesión esta misma tarde, a las ocho. Sobre su alargada figura de perfecta anatomía, la corona de espinas y la cabellera son de ébano. Queda para el final, la más espectacular de las iglesias, la de las Bernardas, con la cúpula elíptica más grande de la época y sus teatrales balconcillos en su perímetro. Allí se concentran tres pasos, uno de ellos el de la virgen de la Soledad, la más andaluza de las alcalaínas. Es una imagen de las llamadas de vestir, esto es, sólo tiene cara y manos y un armazón que soporta sus ricos y trabajados ropajes y su largo manto. La cofradía la encargó en los años sesenta a un imaginero sevillano, Castillo Lastrucci, y la sacan a pulso, sobre la cuarta vértebra de la cerviz, la tarde del Viernes Santo.
Visitas a la Capilla de San Ildefonso y el museo del convento de clausura de las Bernardas, 91 882 13 54. Visitas a las iglesias, entre las 18.00 del jueves y las 16.00 del viernes.
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