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Banca Catalana pasa a la historia

Son 12.000, pero ayer sólo 42 accionistas particulares de Banca Catalana asistieron a la junta en la que todos dieron su visto bueno a la fusión por absorción de la entidad con el nuevo banco BBVA. Pedro Fontana, que es y será presidente de Banca Catalana hasta que el registro mercantil inscriba los acuerdo tomados ayer y en los primeros días de junio se sustituyan los carteles de las cuatro barras por el logotipo azul del BBVA, no topó ayer con la más mínima oposición para obtener el beneplácito de los accionistas a la desaparición de la marca Banca Catalana.El 97,65% del capital aprobó, sin ni siquiera una pregunta, los planes del BBVA para Banca Catalana. Fontana explicó a los pequeños accionistas: " hace inevitable ceder ante los cambios en el entorno que nos llevarían a dejar de ser competitivos y ante los que no podemos cerrar los ojos", todo "en beneficio de la entidad y de los accionistas". Banca Catalana obtuvo el año pasado 11.161 millones de pesetas de beneficios.

Los accionistas de Banca Catalana escucharon ayer en la sala de actos del Instituto Químico de Sarrià que es necesario ceder el paso a una entidad de tamaño europeo que tiene una cuota de mercado un 80% superior a la suya y que dobla en Cataluña su ritmo de captación de clientes.

"Incorporarnos al proyecto de fusión en el BBVA nos da la marca, la tecnología, la solidez financiera y la capacidad de generar valor. Nos incorporamos a una entidad con unos beneficios consolidados de unos 200.000 millones el año pasado, los más grandes de la banca española", dijo Fontana ante un centenar de personas.

Al finalizar la junta, hubo aplausos por los acuerdos tomados, se agradeció la masiva presencia de empleados de la entidad y se expresó confianza en la relación de cambio de las acciones, que establece que los accionistas de Banca Catalana recibirán dos títulos de nuevo cuño del BBVA por cada uno de Banca Catalana, además de un duro por acción como "prima de emisión". Esta operación obliga a la ampliación de capital del BBVA, que absorbe al mismo tiempo a Banca Catalana y al Banco de Alicante.

Se esperaba que se destacaran "aspectos sentimentales", según Fontana, pero al final quedó demostrado "que la gente es más lista de lo que parece", según sus propias palabras. "Ser accionista por sentimentalismo no es buena señal", dijo Fontana, tras cerrar la última página de historia de esta ficha bancaria que inició en 1959 Florenci Pujol (padre de Jordi Pujol, actual presidente de la Generalitat) tras adquirir la Banca Dorca, de Olot. En pocos años se configuró un grupo bancario que con sus filiales actuó como impulsor industrial de iniciativas y empresas con criterios políticos. El Banco de España intervino la entidad en 1982 y ésta acabó en la órbita del Banco de Vizcaya en una operación de saneamiento que costó más de 80.000 millones y que pilotó, entre otros, Alfredo Sáenz, actual presidente de Banesto.

El último presidente de Banca Catalana explicó al término de la junta que el grupo procederá a "reubicar" unas 100 oficinas que coinciden con otras del BBVA, que con la absorción suma 904 en Cataluña. "Ello no supone que vayan a cerrarse, sino que se situarán en otros lugares, sin que ello tenga trascendencia alguna para el empleo".

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Fontana explicó que el consejo de Banca Catalana, del que forman parte distinguidos representantes de empresas familiares catalanas, como Jordi Miarnau (Comsa), Jesús Serra Farré y Pedro Ferrer (Freixenet), se incorporará a un consejo consultivo del BBVA en Cataluña. Fontana será el responsable catalán del BBVA, que incluso se quedará el edificio emblemático de la entidad en la Diagonal como sede central abandonando su ubicación tradicional, en la plaza de Catalunya.

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