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Mugabe desafía la presión internacional y mantiene la ocupación de granjas de blancos en Zimbabue

Las esperanzas, suscitadas el jueves, de lograr una solución pacífica a la crisis de la tierra en Zimbabue fueron dinamitadas ayer, desde La Habana -donde se encontraba asistiendo a la Cumbre Sur-, por el presidente Robert Mugabe, quien reiteró su apoyo total a la ocupación de las granjas de la minoría blanca. Mugabe aseguró que, pese a la decisión contraria del Tribunal Supremo de su país, llevará adelante la reforma agraria aunque le cueste sanciones internacionales. Mugabe bloqueará toda tentativa de impedir su cruzada contra la minoría blanca, de la que espera obtener importantes réditos en número de votos en las elecciones legislativas previstas en mayo.

En unas declaraciones a la televisión estadounidense CNN, el presidente de Zimbabue fue directo y rotundo: "Le puedo asegurar que seguiremos adelante, con o sin sanciones". El Reino Unido, la UE y la Commonwealth han anunciado su intención de aprobar un embargo internacional contra este país en el caso de que no se respeten los derechos de la minoría blanca o se cancelen las elecciones.Mugabe, de 76 años, se enfrenta a una grave crisis económica (provocada por su aventura militar en el Congo de Kabila y una desastrosa gestión) que ha erosionado su base tradicional de poder. La oposición, reunida en el Movimiento para el Cambio Democrático (MCD), está en condiciones por primera vez en 20 años de desbancar su partido.

Casi 5.000 blancos controlan el 75% de las mejores tierras de labranza de Zimbabue. Esto es un hecho. La reforma agraria es un asunto pendiente desde la independencia de 1980. Mugabe, que adoptó en un principio una actitud moderada, lo ha desempolvado con un discurso nacionalista y antibritánico en este momento con el objetivo de arrastrar los votos de los más pobres. Mugabe mantiene su predicamento en el campo.

"Dejemos que los ciudadanos de Zimbabue tengan la propiedad de su tierra, como los británicos tienen la de la suya", dijo ayer Mugabe a la CNN.

El problema de este pulso es jurídico. El Supremo de Harare declaró el jueves ilegal la ocupación de tierras y exigió su despeje inmediato, algo que acató Joseph Msika, el vicepresidente de Mugabe en abierta contradicción con su jefe. El Gobierno logró este mes una aparente cobertura legal a sus planes a través de un Parlamento en el que contaba hasta su disolución esta semana con 147 de los 150 votos posibles. El Supremo sostiene que la confiscación sin indemnización es ilegal y solicita a la policía que despeje las fincas. Ésta, a través de sus mandos, ya ha anunciado que carece de medios para hacer cumplir la orden, y Mugabe advierte que la decisión del Tribunal puede provocar altercados.

Animados por las palabras de Mugabe, los veteranos de la guerra de liberación de los setenta, cuando Zimbabue era Rodesia y pertenecía al Reino Unido, ocuparon ayer nuevas granjas.

Estos veteranos han vuelto con una actitud violenta, denunció ayer el portavoz de los hacendados. "Se ha producido un rebrote de la violencia en algunos puntos, con actos de amenaza e intimidación", declaró a la prensa Tim Henwood, presidente de la Unión de Granjeros Comerciales, que agrupa a los terratenientes del país.

Chenjerai Hunzvi, el líder de los veretanos, cuyo nombre de combate es Hitler, dijo ayer que el programa de ocupaciones se mantiene inalterable. "Ellos [los blancos] se han opuesto a este proceso pacífico durante 20 años y la resistencia ha llegado a un punto en el que el pueblo y los veteranos están diciendo basta, no podemos seguir pactando con el diablo. Éste es un tipo de guerra, una guerra para conseguir la liberación de nuestra tierra".

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