Una exposición en el palacio de la Virreina revisa la "escena artística" de Barcelona
Desde hace unos años empieza a oírse la expresión "escena artística" para definir la multiplicidad de tendencias y disciplinas que cultivan los artistas actuales. El término permite abarcar un espectro amplio de creaciones, desde el dibujo y la fotografía a la instalación, el vídeo, la música y el net art. La expresión es adecuada en el caso de la exposición Inter/zona. Artes visuales y creación contemporánea en Barcelona, abierta hasta el 18 de junio en el palacio de la Virreina, que reúne la obra de 17 artistas cuyo trabajo se ha dado a conocer en la última década.
Inter/zona no es una exposición homogénea. Como explica su comisario, Manel Clot, "ni es una muestra de arte joven ni pretende convertirse en una quiniela sobre los creadores del futuro". A raíz de un encargo del Instituto de Cultura de Barcelona dentro del ciclo Canvi de segle, que anteriormente ha dedicado también exposiciones al cómic y el diseño, el objetivo de esta exposición es, según Clot, mostrar algunas de las líneas de trabajo en las que se mueven los creadores que viven en la ciudad. Las líneas son muy dispares, aunque puede encontrarse un hilo común en el contexto urbano, occidental y capitalista en el que enmarcan su trabajo y en esta falta de fronteras entre disciplinas o, incluso, entre lo que es propiamente el objeto artístico y la vida del que lo ha producido. Los 17 artistas seleccionados, de edades comprendidas entre 23 y 38 años, tienen también procedencias diversas, si bien en general puede hablarse de un cierto aire generacional que el montaje de la exposición, a cargo del Studio Meyetta, enfatiza mezclando los diferentes trabajos.Diversidad
Las preocupaciones y técnicas de cada artista son, por otra parte, muy dispares. Raimond Chaves (Bogotá, 1963), por ejemplo, presenta dos piezas centradas en los retratos robot que realiza la policía para identificar a sospechosos de delitos. Chaves inventa diálogos entre los personajes en una de las piezas y estimulará la participación del público con una caseta situada en el exterior del edificio en la que pedirá a los viandantes que le describan personas o situaciones y a cambio les hará un dibujo que, una vez finalizada la exposición, les será enviado. El dibujo también es el eje de la obra de Gustavo Marrone (Buenos Aires, 1962), que ha pintado sus trabajos en los muros de la exposición, y en buena parte de los de Ester Partegás (La Garriga, 1972), que presenta diversas obras críticas con la sociedad de consumo capitalista.
Éste es, precisamente, uno de los temas que atraviesan toda la exposición. Lo abordan también Neus Buira (Lleida, 1967), en una instalación que propone una reflexión sobre la invasión y el efecto de los mensajes publicitarios en la esfera de lo íntimo, y Connie Mendoza (Chile, 1971), que propone el vídeo de un karaoke en el que las canciones han sido sustituidas por frases filosóficas. En el terreno íntimo de dilucidar la situación del artista y el individuo en la sociedad contemporánea se enmarcan la instalación de luces de Julia Montilla (Barcelona, 1970) y las fotografías de Juan Pablo Ballester (Cuba, 1966), Núria Canal (Burgos, 1965), Javier Peñafiel (Zaragoza, 1964), Marco Rosso (Madrid, 1971) y Daniel Steegmann (Barcelona, 1977).
De mirada crítica sobre las nuevas tecnologías puede hablarse en el caso de Richardo Echevarría (Toledo, 1972), que presenta un trabajo en el que ha utilizado sus habilidades como hacker para robar algunas webs de Internet que se presentan en directo, y del colectivo Innothna, que trabaja con falsas imágenes corporativas de empresas de Internet.
El impacto que la música electrónica, la cultura de club y las revistas gratuitas de tendencias tiene en los creadores -ejemplificado en la obra específica para la publicación B-guided que han realizado los artistas de la exposición- se refleja a la perfección en las obras de Carles Congost (Olot, 1970), que presenta un irónico vídeo protagonizado por Genís, cantante del grupo Astrud, especialmente crítico con los imperativos de "lo moderno", y en las obras de Joan Morey (Mallorca, 1972), que, además de presentar otros trabajos, ofreció en la inauguración de la exposición un delirante desfile de moda performance erótica, del que sólo pervivirá el vídeo, en el que presentaba las creaciones de su firma inventada SPM (Soy tu Puta).
Completan la exhibición una selección de los proyectos utópicos del grupo de arquitectos Metápolis, una mesa de documentación sobre las obras sonoras de Óscar Abril-Ascaso -que, como explica en el texto de presentación, es el "artista desconocido más famoso de Barcelona", y así seguirá ya que no hay obra suya en la exposición- y el trabajo igualmente sonoro de Vicenç Vacca.
Que 20 años son mucho
Inter/zona no es sólo una mirada al presente o una invitación al debate sobre el futuro del arte. También ofrece una visión retrospectiva de lo que ha pasado en Barcelona en los últimos 20 años. Y han pasado muchas cosas que justifican el momento presente. Mediante diversos gráficos y una múltiple sucesión de fotografías, Inter/zona revisa algunas de las exposiciones e iniciativas que, siempre a juicio del comisario, han sido las más relevantes estas dos últimas décadas. Destacan, además de las múltiples exhibiciones de artistas nacionales o internacionales de incuestionable interés y la apertura de nuevos centros, como el Macba y la Fundación Tàpies, la labor de las salas de pequeño formato, como La Capella, Espai 13, Sala Montcada, Metrònom y Can Felipa, en las que se dieron a conocer gran parte de los artistas que exhiben sus trabajos en Inter/zona. También se refleja la consolidación de festivales como el Sónar, dentro de cuya órbita se ha creado toda una cultura de la que en gran parte es deudora esta exposición, y la Mostra de Vídeo Independent.El comisario de la exposición, Manel Clot, ya había insistido en el mismo tema en dos exposiciones celebradas el pasado año: Club. Arts & Lounge, en el Museo de Granollers, e Hipertronix, presentada en el Espai d'Art Castelló.
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