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Bonino se convierte en motivo de discordia electoral en Italia

La líder radical Emma Bonino provocó ayer un terremoto en las filas, poco compactas, de la coalición de centro-izquierda que gobierna Italia desde 1996, en vísperas de las elecciones regionales que se celebran el domingo. La excomisaria europea ha respondido a una oferta de diálogo del primer ministro, Massimo d'Alema, con seis condiciones que el centro-izquierda debería acatar si quiere tener a su lado a los radicales. Entre ellas, la legalización de las drogas blandas y la autorización de la píldora del día después, rechazadas por los socios católicos de la coalición.

La incomodidad de verse asociados a los radicales "ultraliberales" y "proabortistas", representados por Marco Pannella y la propia Bonino, ha llevado al secretario general del Partido Popular Italiano (PPI), Pierluigi Castagnetti, a distanciarse de la oferta de D'Alema. "El primer ministro no es el dueño de la coalición, ni puede tomar decisiones en nombre de todos los partidos que la integran", ha subrayado. El PPI es el principal heredero de la Democracia Cristiana, y además, el socio más importante del excomunista partido de los Demócratas de Izquierda (DS) en la coalición de centro-izquierda. A las declaraciones de Castagnetti se sumó ayer Arturo Parisi, presidente de Los Demócratas, partido fundado por Romano Prodi en 1998, que se ha convertido en una pieza clave de la coalición. Parisi aceptó iniciar un diálogo con Bonino, pero al margen de las elecciones del domingo y manteniendo las distancias.

La polvareda de declaraciones obligó a la excomisaria europea a precisar que "no existe ningún pacto electoral" de los radicales (que ya coquetearon con el Polo de las Libertades de Silvio Berlusconi) con el centro-izquierda. "Se trata de una apertura significativa que se apoya sobre el problema que consideramos la madre de todos los cambios: la batalla por introducir el sistema electoral mayoritario", dijo Bonino.

La oferta de D'Alema (hecha en una entrevista al diario La Repubblica) se basaba en la necesidad de unir fuerzas con los radicales con vistas al referéndum que se celebrará en Italia a principios de mayo en torno a una pregunta esencial: abolir o no el sistema proporcional con el que se distribuyen en Italia un 25% de los escaños de la Cámara baja.

Tanto D'Alema como Bonino son partidarios de que el país abandone el actual sistema mixto en favor de uno mayoritario a la americana. El referéndum ha levantado ampollas en el seno de las dos coaliciones, pero, sobre todo, en el centro-izquierda, integrado por una decena de partidos, pues gran parte de ellos desaparecerían del mapa si triunfa la consulta.

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