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La dirección socialista vuelve a aplazar la solución de la crisis del partido en la Comunidad Valenciana

El calado de la crisis que atraviesa desde hace más de dos años el Partit Socialista del País Valencià, la segunda federación del PSOE por número de militantes, requiere algo más de dos semanas para encauzarse. Dos miembros de la comisión política del PSOE que preside Manuel Chaves se han entrevistado estos días con varios representantes de las diversas familias del PSPV para intentar identificar a una persona capaz de asumir la dirección provisional de los socialistas valencianos hasta el próximo congreso regional del partido, pero el diagnóstico exige más tiempo. Chaves afirmó ayer que "los flecos" pendientes aconsejan dilatar cualquier nombramiento y evitó fijar una fecha concreta "para no quedar prisionero".El problema que afronta ahora el PSOE surgió en el último comité federal del partido celebrado el pasado 22 de marzo, cuando Javier Paniagua resultó ser el único representante valenciano elegido miembro de la comisión política, en contra del criterio de la dirección provisional de los socialistas valencianos, que presidía el alcalde de Elche, Diego Macià. El presidente de la gestora del PSPV presentó entonces su dimisión irrevocable al considerarse desautorizado.

Pero, al margen del detonante inmediato, los socialistas valencianos arrastran toda una serie de desencuentros desde que Joan Lerma, que dirigió el PSPV durante 18 años, renunció a optar a la secretaria general de la federación en junio de 1997 después de haber perdido la presidencia de la Generalitat en mayo de 1995.

La comisión política que preside Chaves ha dilatado una semana el plazo que se había fijado para designar a un nuevo responsable provisional del PSPV. Juan Manuel Barrio, uno de los encomendados para resolver el entuerto, asegura haber detectado dos tendencias fuertes entre los socialistas valencianos: un sector defendería una mayor autonomía respecto a la ejecutiva federal mientras que otro apostaría por todo lo contrario. Pero los discursos "se entrecruzan", explica Barrio, cuando se trata de modelos de organización del Estado; y se multiplican cuando surgen filias, fobias y personalismos.

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