Metafísica del 'putt'
Miguel Ángel Jiménez tenía una teoría sobre los putts en Augusta y ardía en deseos de llevarla a la práctica. "Esto es sencillo", explicaba el malagueño el viernes por la tarde, quizás estimulado por su encadenado final de tres birdies en los tres últimos hoyos. "Esto es sencillo. Se trata de que el sábado enchufe bien los dos primeros. A partir de ahí, recupero el feeling, el tacto, la distancia y la velocidad". Mejor dicho que hecho. Llegó el sábado. Se entretuvo una eternidad -a Jiménez el parón de dos horas por la tormenta le pilló a mitad de recorrido, con lo que su vuelta duró casi seis horas y media- y luego pasó. Dejó detrás el desastre. El día empezó metafísico (¿cómo es posible que casi todas las situaciones en el green, a donde llego bien, tranquilo y colocado, las tenga que resolver con tres putts?, parecía preguntarse, sin hallar respuesta, el golfista de Churriana), con tres bogeys para Jiménez en los nueve primeros hoyos, y terminó catastrófico, guiado por el animoso lema de perdidos al río, con tres bogeys y un doble bogey (también un solitario birdie) en los nueve segundos. "Ya que estaba en día de hacer bogeys, mejor hacerlos con estilo", explicó Jiménez. "En los pares 5 de la vuelta (el 13 y el 15) decidí jugarme la vida intentando llegar al green en dos con el viento de cara". Se fue al agua y cosechó los bogeys y los dobles bogeys. Terminó la jornada con +7 para un +10 global y la penúltima plaza de momento. "La verdad es que el Masters me ha llegado en el peor momento para mi putt", dijo el malagueño, una vez comprobado que su teoría no encontró terreno.
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