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Carlos Roa anuncia en Argentina su firme decisión de regresar al fútbol

Dios y los aficionados sabrán perdonar y comprender. El hijo pródigo de la portería, Carlos Roa, está de regreso: "Cuando me fui quería sentirme libre y feliz, y ahora vuelvo por lo mismo, porque quiero sentirme nuevamente libre y feliz jugando al fútbol. Esas dos palabras, libertad y felicidad, son muy importantes en mi vida". Carlos Roa, ex portero del Mallorca y de la selección argentina, de 30 años, anunció anoche que está dispuesto a entrenarse y jugar nuevamente al fútbol profesional en el Mallorca, club con el que aún tiene contrato hasta finales de junio del año 2002.

Roa había abandonado la práctica activa del fútbol el pasado verano para cumplir con la promesa de dedicarse "a vivir plenamente el compromiso religioso" con la Iglesia Adventista del Séptimo Día, de la que es creyente. Después de su emotiva despedida, renunciando a las ofertas millonarias se recluyó en un pequeño pueblo del interior de Argentina y nada se supo de él durante los primeros tres meses de voluntario ostracismo.El portero jugó su último partido oficial con el Mallorca el 20 de junio de 1999, frente al Valencia. Cinco días más tarde, el 25 de junio, hace hoy nueve meses y once días, confirmó oficialmente en una conferencia de prensa su retirada definitiva del fútbol profesional para cumplir con una promesa. Dijo entonces: "Pedí a Dios que me concediera la oportunidad de jugar un Mundial y me la dio, le pedí venir a jugar a Europa y también me la dio. La promesa que hice a cambio era retirarme".

En una entrevista telefónica con EL PAÍS, previa a la conferencia de prensa en la que anoche anunció su regreso, Roa insistía en que no se debía pensar "nada extraño" sobre su regreso. "Ayer [por el martes] tome la decisión y se lo comuniqué a mi representante. Mi fe religiosa está intacta y sólo se trata de cómo me siento ahora en relación a cuando dejé de jugar. En aquel momento no era feliz, no me sentía libre para cumplir plenamente con mi compromiso religioso. La presión del fútbol me abrumaba, creo que necesitaba un descanso o por lo menos alejarme un poco para comprender todo mucho mejor. Esto es lo que pasó. Ahora es al revés, me siento libre de todo eso, recuperado, y a la vez me da una gran alegría volver a entrenarme y pensar en jugar".

En el tiempo de voluntaria reclusión, Roa no perdió el contacto con el mundo del fútbol. Uno de los primeros en lamentar su ausencia y en pedirle públicamente que regresara a la actividad fue el entrenador José Pekerman, director general de las selecciones nacionales de Argentina. La escasez de porteros se hacía evidente en el momento de tener que elegir al titular para la selección. De los cuatro mejores que juegan en el país, tres son extranjeros: el paraguayo Chilavert y los colombianos Córdoba y Mondragón. El cuarto, Roberto Bonano, del River, se consolidó en el puesto cuando ya se había retirado Roa y el Mono Burgos dejó de ser de confianza para el entrenador Marcelo Bielsa.

Lechuga Roa, como le llaman desde que jugaba en la cantera del Racing de Avellaneda, cuando sus compañeros descubrieron entonces que era vegetariano, admite también que "algunos amigos" alentaron el regreso: "Siempre hablaba con Siviero, también con Mena, dos compañeros y amigos desde la época que estaba en el Lanús. Ellos pensaban que podía volver y estar nuevamente en condiciones. Si dejaba pasar más tiempo ya no hubiera podido intentarlo siquiera. Ahora me propongo trabajar intensamente en Mar del Plata para lograr fuerza y resistencia en la arena. Supongo yo que iremos aumentando el ritmo con el correr de los días y el profesor y el médico me van a controlar para ver como seguimos. Me siento bien físicamente, mantengo el peso y creo que en dos meses puedo estar a la par de mis compañeros y a las órdenes del entrenador del Mallorca".

Roa se presentó a la conferencia de prensa acompañado por Alejandro Caamaño, representante en Argentina de la empresa Bahía, con sede en Madrid. Según Caamaño, el portero jugará en el Mallorca y va a cumplir su contrato, "no hay otra cosa, ni ofertas de traspasos ni nada, su cláusula de rescisión es de diez millones de dólares [1.700 millones de pesetas] y si hay algún equipo interesado tendrá que hablar con la directiva del Mallorca". El pastor Bruno Raso, de la Iglesia Adventista, dice que "todos los miembros de la comunidad" van a respetar la decisión de Roa. Según Raso, que compartió los primeros meses de retiro espiritual del portero, "aparentemente había dejado el fútbol por una convicción profunda". Pero admite que ahora tiene dudas: "Tal vez antes no lo dejó todo por Dios, como ahora tampoco vuelve sólo por dinero. Pero de ninguna manera lo tomo como una traición a nuestras creencias. Ojalá el Mallorca mantenga la promesa que le hicieron en su momento de no jugar los sábados".

En el momento de su retiro, el portero Roa reconoció que la obligación de jugar los sábados era también una de las principales razones por las que dejaba el fútbol profesional: "El tema del sábado, del séptimo día, es el primer punto por el cual me voy. Para el Pueblo de Dios y para aquellos que consideran su palabra es un día muy especial y el fútbol no me permite desarrollar las actividades que tengo que hacer". Poco después, el entrenador argentino Mario Gómez, ex ayudante de Héctor Cúper en el Lanús, y su sucesor por unos días en el Mallorca, dijo que el retiro de Roa tal vez tuviera que ver con el fin de siglo: "Roa cree que en 2000 se acaba el mundo. Si no se acaba, quizá quiera volver".

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