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ASTRONOMÍA El Telescopio de Canarias, presentado en Múnich

Los telescopios gigantes (con espejo de más de ocho metros de diámetro) recién estrenados y en proyecto han inaugurado una nueva edad de oro para la astronomía, pero aún tropiezan con obstáculos tecnológicos. Muchos de ellos fueron repasados la pasada semana por más de 600 astrónomos e ingenieros en la reunión internacional Telescopios e Instrumentación Astronómica 2000 celebrada en Múnich. Miembros del equipo del Gran Telescopio de Canarias (GTC), presentaron el estado del proyecto. "El GTC ha causado muy buena impresión", dice José Miguel Rodríguez Espinosa, jefe científico del telescopio de algo más de 10 metros de diámetro actualmente en construcción en el Observatorio del Roque de los Muchachos (La Palma). Las características del GTC que más llamaron la atención en Alemania fueron su cúpula y el sistema de control.

Se prevé que el GTC empezará a funcionar en el 2003. Costará unos 14.000 millones de pesetas y estará financiado a partes iguales por las administraciones central y autonómica. Aún no se descarta sin embargo la participación de socios internacionales. Según Rodríguez Espinosa sigue abierta la posibilidad de negociar con el Observatorio Europeo Austral (ESO) el intercambio de tiempo de observación en el GTC por tiempo en los telescopios que este organismo -del que España no es miembro- tiene en Chile. [La participación de socios extranjeros en el GTC fue una condición para dar luz verde al proyecto, y se iniciaron varias negociaciones para ello que no cuajaron].

Instrumentación

Uno de los puntos más delicados de los telescopios gigantes hoy, según se puso de manifiesto en Múnich, es la instrumentación. "Todos los grandes telescopios están teniendo problemas con los instrumentos debido a que los astrónomos estábamos acostumbrados a instrumentos construidos casi artesanalmente, y éstos no pueden hacerse así. Requieren una gestión completamente distinta", dice Rodríguez Espinosa.

El GTC ha aprobado ya tres instrumentos, una cámara óptica y dos espectrógrafos infrarrojos. El primero es la cámara OSIRIS, que debería estar lista para la primera luz en el 2003. Su construcción está a cargo de un consorcio liderado por el Instituto de Astrofísica de Canarias y en el que participan el Instituto de Astrofísica de Andalucía, la Universidad de Cantabria y varios grupos internacionales. La semana que viene el diseño preliminar de OSIRIS se someterá a la revisión de un comité de expertos internacionales. Los espectrógrafos van más despacio. Uno de ellos, Canari-cam, se ha contratado a la Universidad de Florida y pasa su primera revisión en julio. El otro se llama EMIR y es el que plantea más dificultades por ahora.

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