El Racing, presa de la ansiedad, cede puntos de oro ante el Alavés

Atenazado por el miedo, la zona de descenso es algo más que una hipótesis de trabajo, el Racing cedió un punto de oro ante el Alavés. Dominado por la ansiedad, el cuadro de Benítez no abandonó nunca el estado de confusión y perplejidad, el menos propicio para jugar bien al fútbol. Ante el Alavés, el centro del campo racinguista, lejos de ser una zona de creatividad, careció de un líder natural capaz de encauzar el juego con un mínimo de criterio.Benítez reaccionó tarde. A falta de media hora intentó deshacer el entuerto. La entrada de Bestchastnykh por Vivar Dorado oxigenó el equipo y aportó mayor poder ofensivo. Una juega del internacional ruso con Munitis terminó con un disparo que detuvo el meta Herrera. Fue la mejor oportunidad del equipo cántabro. Las ocasiones de gol del Racing fueron tan escasas que pueden contarse con los dedos de la mano. ¿Y de Salva, qué? El pichichi tiene la pólvora mojada. No moja desde el 16 de enero. Lo que parecía un episodio pasajero, una tregua, una pausa lleva camino de convertirse en una historia interminable.

El Alavés de Mané fue fiel a sí mismo. Jugó como un bloque, con un fútbol pragmático, carente de preciosismo, pero tremendamente eficaz. Por algo, no por casualidad, ocupa un puesto en la tabla que no crea problemas de angustia como los que sufre el Racing.