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Realismo mágico

Juan José Millás

El sueño de Madritel y tel se está convirtiendo en una pesadilla. Parece la procesionaria del pino. Lo malo es que no sabemos para qué sirve. Yo he hecho una encuesta sin valor estadístico entre los vecinos de mi barrio y todos coinciden en que están cableando, lo que por otra parte es evidente. La palabra cablear suena bien, se te llena la boca.-Están cableando- dices y da la impresión de que perteneces a una comunidad de iniciados. Pero cuando la cosa se prolonga, el cableo se convierte en cabreo como el sueño en pesadilla. En la última Feria del Libro, Madritel había instalado una caseta en la que era obligatorio hacer cola, pero yo me dije: ahora me entero de quiénes son estos señores. Guardé cola, pues, como en la posguerra, entré y me pusieron un corto absurdo que no explicaba nada de nada. Salías con más preguntas de las que llevabas al entrar. Recuerdo que le pregunté a una señorita:

-¿Y ustedes quiénes son?

-Pues yo de eso no le puedo informar porque no lo sé.

Algunos enterados van más allá y no sólo te dicen que están cableando, sino que están cableando con fibra óptica. Lo de la fibra óptica fue un invento fantástico, como lo del realismo mágico, pero ya no cuela. Fibra óptica, fibra óptica, de acuerdo, pero para ver qué. Antes de levantar la calle podrían enviar una carta a los vecinos explicando las ventajas de la ranura, sobre todo porque no hace mucho que nos la levantaron para otra cosa, con perdón. Se pasan el día levantando la calle, como si fuera un cadáver. Lo malo es que le hacen la autopsia a la vista del público.

Uno quiere saber, en fin, qué ventajas tiene que le pongan fibra óptica a la puerta de casa y desde cuándo podrá disfrutar de ella, para no hacer inversiones que luego no valgan. Uno no es como el Ayuntamiento, que puede levantar una vez para el gas, otra para luz y otra para ensanchar la acera, y aún le queda dinero para invitar a la señora de Álvarez del Manzano a Palma de Mallorca.

-¿Y estos de Madritel quiénes son?

-Unos soñadores.

-¿Pero sueñan por cuenta propia o del Estado?

-Hoy día es muy difícil soñar por cuenta propia, pese a la apariencia privatizadora.

Da miedo preguntar en las actuales circunstancias. En seguida te hablan de cosas que no son. Y luego dicen que la gente no está politizada. Ayer, en un arranque de osadía, me acerqué a un obrero y le pregunté lo que le había preguntado a la señorita de la Feria del Libro:

-¿Y ustedes quiénes son?

-No sabemos. Hable con el jefe.

Esto es lo que pasa, que ya no sabemos quiénes somos, ni de dónde venimos, aunque da miedo ver a dónde vamos. El jefe, por otra parte, está reunido. Casi mejor, porque seguro que tampoco lo sabe. Aquí nadie sabe nada, aunque Aznar lo tiene todo apuntado en su libreta. Se están poniendo de moda las libretas, como cuando éramos pequeños. El prefecto de disciplina de mi colegio tenía una en la que lo apuntaba todo.

Cuando murió, la abrieron y era una colección de agravios no resueltos: "Día 15, miércoles. Gutiérrez ha cambiado de confesor y al salir de misa me ha mirado con odio". La gente lo apunta todo y cuando pasan lista si te llamas Joseph K estás jodido, con perdón de nuevo. Casi es preferible llamarse Gregorio Samsa. Por lo menos mueres en casa, rodeado de los tuyos, aunque los tuyos te detesten por salirte de la lógica general, o del pensamiento único, y criar antenas y caparazón.

-Papá se está convirtiendo en un escarabajo -dicen los niños.

-Es que soy un sueño de Madritel y tel -dices por decir algo, pero en seguida te das cuenta de que ellos no te tratan como un sueño, sino como una pesadilla. Y si te vas volando a casa de tus padres, te hacen pasar por el ventanuco de cuarto de baño, para que no les comprometas, y dicen que has de reciclarte. Reciclarse es como cablearse, o sea, hacerse unos circuitos nuevos, a ser posible de fibra óptica. La fibra óptica es tecnología digital. Pero si te llamas Joseph K te persiguen hasta en digitilandia Y si te llamas Gregorio Samsa te salen élitros vivas en una calle analógica o en una página web. No hay salvación, sólo hay libretas. El caso es que Madritel es un misterio. Cuanto más se manifiesta, menos sabemos a qué se dedica. ¿Será así ya el resto de nuestra existencia?

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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