Actores de la memoria
Hay un frente de batalla en Rivas-Vaciamadrid. Una trinchera distinta, ya sin fusiles, que ayer plantaron, sobre un escenario, los antiguos "guerrilleros del teatro". El acto convocado por la asociación Clara Campoamor en homenaje a María Teresa León, escritora republicana, luchadora por los derechos de las mujeres, primera esposa de Rafael Alberti, derivó pronto en reivindicación de la cultura popular antifranquista, encarnada en las guerrillas del teatro que María Teresa fundara en 1937, en plena guerra civil. Un centenar de personas, mujeres en un 80%, aplaudió ayer las mismas canciones, los mismos versos que alentaron a las tropas republicanas entonces.María Teresa León, conocida por la mayoría como musa del gran poeta muerto hace unos meses, fue, antes que eso y según quienes ayer la recordaron, "una escritora imprescindible y referente del pensamiento eternamente rebelde". Miembro del PCE y de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, trasladó, al comenzar la guerra, el espíritu de La Barraca de Federico García Lorca a los frentes de batalla: la representación de obras clásicas que Lorca llevase por los pueblos de España en los primeros años treinta tuvo como escenario, a partir de 1937, los frentes republicanos. Los actores y actrices de las guerrillas del teatro, fundadas por María Teresa e impulsadas desde el Ministerio de Instrucción Pública, lograron convertir en cultura popular grandes clásicos de la literatura.
Salvador Arias, único superviviente de aquella compañía, que a la sazón contaba 18 primaveras y hoy ya sobrepasa las 80, recordaba ayer, emocionado, cómo los soldados se agolpaban alrededor de los improvisados escenarios, con el fusil entre las piernas y las balas silbando cerca. "Reían, lloraban, aplaudían. Para ellos era algo nuevo, la mayoría no conocía a Cervantes hasta que María Teresa se lo presentó. Y disfrutaban de esos momentos, porque al día siguiente podían estar muertos". Arias es hoy el director de la Escuela de Teatro Rafael Alberti, algunos de cuyos alumnos reprodujeron ayer aquellas representaciones. El acto se cerró con la intervención de la cantante Helena Bianco y los versos de Alberti.
Otro gran amigo de María Teresa y Rafael, el poeta Marcos Ana, que pasó 23 años en las cárceles franquistas y colaboró después, en el exilio, con la labor de la escritora a favor de los presos políticos españoles, sentenció: "María Teresa dijo conformarse con ser la cola de un gran cometa, Rafael. Pero quienes la conocimos sabemos que ella lucía con luz propia". Ayer, en Rivas-Vaciamadrid, 100 personas hicieron un ejercicio de memoria. La misma que María Teresa, que murió de Alzheimer en 1988, reivindicó en su autobiografía, Memoria de la melancolía: "Vivir no es tan importante como recordar".
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