"El drama no es perder, sino que no sepamos articular una alternativa"

Luis Pizarro (Alcalá de los Gazules, Cádiz, 1947) se ha hecho cargo del área de Organización de la comisión política del PSOE. Es la mano derecha del presidente de la gestora y de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves.Pregunta. ¿Cuál es su impresión sobre cómo está el PSOE?

Respuesta. Después de las elecciones se hizo un gran esfuerzo por parte de todos los secretarios territoriales por buscar la coincidencia en la fórmula que Manuel Chaves articuló y que perseguía un gran consenso de la mayoría del comité federal que fuera representativa de lo que es el conjunto del partido. En ese sentido, se hizo un buen trabajo y, al final, salió una comisión política apoyada casi por unanimidad.

P. ¿Por qué ha llegado el PSOE a esta crisis?

R. Hay muchas causas. Pero esto no es un proyecto que está agotado. Hay muchos mimbres para que con tiempo, serenidad y mucho sentido común seamos capaces de definir el proyecto para una nueva etapa. A pesar de que los resultados del 12 de marzo no han sido buenos, el PSOE tiene la confianza de cerca de ocho millones de españoles y todos esos ciudadanos, más el millón que nos dejó de votar, están esperando a que superemos una situación difícil y de que en el congreso seamos capaces de presentarles un proyecto que logre ilusionar a la mayoría de progreso que ha confiado en nosotros. No es el momento para estar depresivos, sino para trabajar.

P. Pero esta situación no arranca del 12-M.

R. Sí, claro, pero no se trata de buscar a los culpables, porque todos somos responsables. No supimos interpretar correctamente los resultados de 1996. Estuvimos mucho tiempo instalados en la idea de la dulce derrota, aunque aquí, en Andalucía, no fue así. También he visto mucha ansiedad por ganar las elecciones. Aunque, evidentemente, un partido tiene que establecer una estrategia para ese fin, deberíamos, más que un esfuerzo por ganarlas, haber ido articulando una alternativa real al PP. Perder las elecciones no es un drama. El drama es que un partido de izquierda no sea capaz de articular una alternativa clara, en un periodo de tiempo razonable, a la derecha para conseguir ser Gobierno. En ese sentido teníamos que haber trabajado.

P. ¿Fracasaron las elecciones primarias?

R. No. Lo que ocurre es que el partido no tenía tradición en la convivencia entre dos legitimidades: la del que sale elegido como secretario general en un congreso y la que dan los militantes al candidato. Eso no estaba reglado y fue una decisión tomada con precipitación. De hecho, hubo problemas internos.

P. ¿Eso quiere decir que las primarias no sirven?

R. Necesitamos mucha tranquilidad y mucho debate interno acerca de cuál es la mejor fórmula para la elección de los órganos de dirección y el referente social del partido. Tenemos que profundizar más en si ésa es la fórmula correcta o no lo es. De momento, la que se nos ha presentado no ha servido, no ha tenido la utilidad que entendieron los compañeros que la pusieron en marcha. Es una experiencia de la que tenemos que aprender y encontrar una respuesta adecuada para que el partido no esté discutiendo permanentemente sobre los modos y los métodos para la renovación. Llevamos hablando de renovación desde 1993.

P. ¿El problema del PSOE es sólo de liderazgo?

R. Es un problema de encontrar una dirección que tenga dos grandes objetivos: el de cohesionar toda la pluralidad interna y el de articular un proyecto, sin prisas, que aglutine a la mayoría de progreso de España. En estos años hemos trasladado muchas voces, opiniones y matices.

P. Antes de pertenecer a la comisión política, usted propuso "más arremangarse y menos refundaciones". ¿Qué quiere decir?

R. Cada federación tiene su propia lógica de trabajo. Lo primero que hicimos en Andalucía en 1996 fue cohesionar al partido en torno al liderazgo de Chaves y fuimos capaces de combinar las incorporaciones nuevas con los compañeros que llevaban mucho tiempo. Pero de una manera ordenada.

P. Pero ahora no tienen líder.

R. Claro. De eso se trata también en el congreso, de buscar a la persona que sea capaz de liderar el proyecto del partido en esta nueva etapa. De acertar.

P. ¿Con José Bono se acertaría?

R. No es el momento de hablar de personas, y cometeríamos un error importante si empezamos a resolver el problema del partido sobre la base de pronunciamientos a favor de un compañero o de otro. La comisión política tiene que trasladar el mensaje de que está capacitada para conseguir el objetivo de que el 35º Congreso saque al partido de esta situación.

P. ¿Los miembros de la gestora pueden aprovechar este órgano como trampolín para la próxima ejecutiva?

R. No. La comisión tiene como misión velar por que el congreso se desarrolle limpia y transparentemente. Y eso lo va a garantizar, independientemente de que cada compañero tenga su posición cuando llegue el congreso. Eso es inevitable. Pero, desde luego, la comisión no va a orientar la decisión final del congreso.

P. ¿Usted habría hecho como Joaquín Almunia: dimitir y dejar al PSOE sin ejecutiva?

R. En frío y al día de hoy, yo no habría tomado esa decisión, pero la posición de Joaquín en aquel momento me merece un gran respeto.