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Duisenberg reclama a los Gobiernos nacionales que no permitan "acuerdos salariales inapropiados"

El consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE) cambió ayer de escenario, pero no de filosofía. Su presidente, Wim Duisenberg, volvió a aconsejar que se flexibilice el mercado laboral, que no se permitan "acuerdos salariales inapropiados" y que se emprendan reformas estructurales si se quiere mantener el crecimiento de la zona euro, que para 2000 y 2001 será del 3%. Y recalcó que esas medidas han de ser abordadas desde cada país. El BCE mantuvo en el 3,5% los tipos de interés, aunque Duisenberg explicó que se mantiene "vigilante" ante la evolución de la inflación.

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Por primera vez en su corta vida, 15 meses, el BCE movió su centro de decisión. La sala de reuniones que el organismo tiene en Francfort se cambió por el centenario salón de actos del Banco de España, en Madrid.El cambio de escenario no fue acompañado, sin embargo, de una nueva partitura. Duisenberg, eso sí, hizo esta vez especial hincapié en el papel que han de jugar los gobiernos de los países de la zona euro para paliar los desequilibrios que hay entre ellos, por ejemplo, la inflación en países como España o Irlanda.

El presidente del BCE señaló que "estas diferencias de evolución nacional o regional no pueden ser abordadas desde el Eurosistema, por lo que requieren, en su caso, una respuesta específica por parte de los países".

"Esto significa concretamente", continuó, "la adopción a nivel nacional de acuerdos salariales responsables y medidas fiscales adecuadas con el fin de resolver los problemas específicos de cada país". Para completar este argumentario, apeló a reformas que eliminen las rigideces en los mercados de trabajo y a fomentar la movilidad del capital y de los trabajadores.

Wim Duisenberg avanzó que el crecimiento en la zona euro se mantendrá en torno al 3% este año y el próximo. Pero, una vez anunciados estos datos, volvió a la carga sobre el horizonte laboral. "En la coyuntura actual sigue siendo importante que la mejora prevista de las condiciones económicas y de las perspectivas del mercado laboral no se vea amenazada por acuerdos salariales inapropiados", remachó.

En la reunión de ayer, la autoridad monetaria europea mantuvo los tipos en el 3,5%, aunque Duisenberg advirtió que "está vigilante y atento" a la evolución de la inflación, que sigue estando alta. En román paladino, el BCE volverá a subir los tipos si no se reducen drásticamente los precios. Y los responsables del Banco Central Europeo no son optimistas, al menos a corto plazo. Incluso dudan de que el efecto del aumento de producción de petróleo de la OPEP se traduzca rápidamente en un descenso de los precios.

En cuanto al paulatino debilitamiento del euro, Wim Duisenberg resaltó que "la posición actual de la moneda única no refleja la mejora significativa registrada recientemente por la economía de la zona euro".

Además, aclaró que el BCE tiene un sonido único. El miércoles, el presidente del Gobierno, José María Aznar, instó al BCE a que actúe con una sola voz.

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