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Freire sufre por su gemelo El campeón del mundo decide hoy si corre la Vuelta al País Vasco

Ésta, más o menos, es la historia: a principios de temporada, antes de conocer exactamente el tremendo potencial del campeón del mundo, el Mapei le pergeñó a Óscar Freire un calendario aligerado de fechas. "Vamos a cuidarlo, que es joven", dijeron. Pero llegó marzo. Llegó la Tirreno-Adriático. Freire ganó dos etapas, mostró unas excepcionales cualidades de recuperación (la ronda italiana, de ocho días, era la más larga prueba por etapas jamás disputada por el cántabro), anduvo a gusto por la media montaña, se defendió en la contrarreloj y acabó 13º en la general. Sorprendidos, deslumbrados, los directores del Mapei empezaron a diseñar planes más ambiciosos para su joya. Se acabaron los mimos. En su calendario añadieron las pruebas más duras de la primavera belga: la Flecha Valona (12 de abril) y la Lieja-Bastoña-Lieja (16 abril). La Copa del Mundo (serie de 10 clásicas de un día) se convirtió en objetivo. El 18 de marzo, Freire terminó tercero en la Milán-San Remo. El optimismo tras la magnífica plaza duró nada. Un dolor repetido en la zona externa del gemelo izquierdo, por donde el músculo lateral largo, acabó con las sonrisas. "Y luego fue el caos", explica el ciclista. "Tuve que atender a la prensa y perdí el avión. Luego, el domingo me perdieron la maleta y no pude entrenarme. Así que el asunto, que era pequeño, fue a más". Freire corrió el lunes día 20 una etapa de la Setmana Catalana y el martes se fue a su casa, a Torrelavega.

"Y desde entonces no me he entrenado ni 80 kilómetros hasta ayer", dice Freire. "Entre el dolor y el mal tiempo no pude salir apenas. Y ayer estuve tres horas y media, y mejor. Luego me dieron ultrasonidos. Pero no sé, no sé. Tendría que correr la próxima semana la Vuelta al País Vasco [de lunes a viernes], y en estas condiciones, si no me encuentro perfecto, prefiero no competir. No voy a ir un día y retirarme al siguiente. Aldo Sassi, el jefe médico del equipo, me ha dicho eso, que si no estoy perfecto que no vaya, que en septiembre están los Juegos y son en un circuito que me va bien. Y que no voy a arriesgarlo por forzarme ahora. Y si no compito en el País Vasco, tampoco tendría sentido disputar las clásicas de Bélgica. Creo que me merezco un descanso. Bastante bien he funcionado hasta ahora, cuatro victorias pese a la presión que he tenido".

Aldo Sassi, el fisiólogo, explica la lesión: "Fatiga neuromuscular [vulgo sobrecarga] debido a la gran longitud de la Milán-San Remo [294 kilóme-tros]. Freire dijo que no se le había hecho dura, pero se exigió mucho muscularmente. Ahora, esperaremos que el reposo le pague. Si no está perfecto, no tiene sentido que corra".

"Sí", apostilla Freire.

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