Expertos y municipios exigen medidas políticas para garantizar el agua
Hace falta tomar decisiones políticas urgentes si se quiere que en los próximos 10 años el agua continúe llegando a toda Cataluña. Ésta ha sido la principal conclusión de los cerca de 200 representantes del mundo municipal e hidráulico reunidos en Sabadell para hablar del agua y su futuro, en una jornada organizada por la Compañía de Aguas de la ciudad. El consejero de Medio Ambiente, Felip Puig, defendió la "importación" de caudales de agua procedentes de otros ríos, como el Ebro o el Ródano.
La situación, a juicio del presidente del Comité Nacional Español de Grandes Presas, Luis Berga, es la siguiente: Cataluña tiene unos recursos acuíferos similares a Israel o los países árabes y a cada habitante le corresponden 450 metros cúbicos al año. En el resto de España, el promedio para cada ciudadano es de 3.000 metros cúbicos y en el conjunto de Europa, de 3.200. Las cifras sorprendieron a buena parte de los participantes en las jornadas.A corto plazo, según el consejero de Medio Ambiente, Felip Puig, no hay que alarmarse. Hay suficientes reservas para pasar el verano con tranquilidad. No obstante, el Gobierno catalán piensa lanzar una campaña de toma de conciencia y aprobar un decreto de medidas excepcionales que garantizarán el uso doméstico en detrimento del agrícola o hidroeléctrico.
Pero al hablar del futuro del agua a largo plazo, Puig emplazó al Gobierno español a "sacar a la luz el Plan Hidrológico Nacional". A juicio de Puig, el debate sobre los recursos hidráulicos hay que empezarlo "sin más dilaciones" porque es necesario analizar distintas alternativas para hacer llegar el agua desde fuera de Cataluña y optimizar las distintas redes regionales.
Llenar los ríos con aportaciones de otras cuencas es también la tesis que defendió con fervor el presidente de Aigües Ter Llobregat, Francesc Vilaró. Las orillas del Ter y el Llobregat están jalonadas de industrias y minicentrales con derechos de concesión muy antiguos. Estas industrias "sobreexplotan" el río y dejan algunos tramos secos, lo cual crea problemas ecológicos. En opinión de Vilaró, la alternativa "más viable es traer agua desde otras cuencas". De no hacerlo, se tendría que expropiar estas industrias, lo cual significaría pérdidas de lugares de trabajo y un coste que Vilaró estima en 40.000 millones de pesetas.
Otras alternativas para llenar el cauce del río, como la reutilización del agua, serían, en opinión de Vilaró, insuficientes. El presidente de Aigües Ter Llobregat tampoco aconseja la desalación por su "impacto ambiental y su coste", entre otras razones.
Vilaró considera que se debe tomar alguna decisión porque los recursos actuales son claramente insuficientes. No hay agua en suficiente cantidad ni tampoco la calidad es la deseada. Los pozos, que significan el 33% de los recursos, se agotan al menor indicio de sequía y el "modelo del sistema Ter-Llobregat" sólo cubre la demanda anual, como máximo, en el 10%.
Calidad
Respecto a la calidad, tan sólo los ciudadanos que se abastecen con agua del Ter están satisfechos. El Llobregat tiene graves problemas de contenidos de sodio y potasio. Así las cosas, para Vilaró está claro que hay que importar agua desde otros ríos. "No es lógico buscar soluciones técnicamente complejas si se tienen grandes ríos al alcance: el Ebro a 200 kilómetros al sur, el Ródano a 300 al norte y el Noguera Pallaresa, a 10", concluyó Vilaró.
La importación de agua desde otros ríos no excluye alternativas como la reutilización planificada del agua. La Agencia Catalana del Agua trabaja en un programa experimental para reutilizar el agua y tiene varios proyectos en marcha. Uno de los objetivos de la agencia es conseguir que en el año 2005 los municipios con menos de 2.000 habitantes puedan sanear sus aguas.
Otro de los grandes retos que se planteó en la jornada celebrada en Sabadell es ya histórico: conseguir que la población tome conciencia sobre el valor del agua. España tiene el recibo de agua más económico de Europa. En ese sentido, algunos ponentes consideraron positivas iniciativas como el nuevo canon de agua, que tiende a penalizar el consumo excesivo.
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