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Tres candidatos, dos talantes y escasa renovación

El País

La necesidad de la aparición de rostros nuevos para impulsar un proyecto socialista propio en Euskadi y una batería de iniciativas que condicionen la agenda política en Euskadi será motivo de discusión en el primer Comité Nacional tras el fracaso electoral. De hecho, las voces críticas en el PSE han subrayado los dos talantes existentes en los tres cabezas de lista durante los pasados comicios. Mientras se ha valorado positivamente el trabajo en campaña en Álava del ex líder de los socialistas vascos, Ramón Jáuregui, y del presidente del PSE, Txiki Benegas, el candidato guipuzcoano ha cosechado un sonoro suspenso (pérdida de un escaño), que se evidenció en un acalorado debate en el comité provincial de los socialistas guipuzcoanos. En el fragor de la discusión, se pidió reiteradamente la dimisión del cabeza de lista, al que reprochan su persistente ausencia de Guipúzcoa, incluso en campaña, y su desapego del territorio al que representa en el Congreso desde las elecciones generales de 1977.

"Si ha dimitido Almunia, le corresponde hacerlo ahora a nuestro candidato", fue el argumento esgrimido por los críticos. Múgica ha sido candidato por Guipúzcoa pero apenas ha estado presente en la campaña, mientras se le ha visto, días después, en festejos públicos como las Fallas de Valencia. El ejemplo más palpable de esta situación es su inasistencia a la concentración de Rentería, la pasada semana, cuando había que dar el callo ante la quema salvaje de la casa del pueblo. Desde la ejecutiva provincial se intenta parar el golpe. El secretario general, Manuel Huertas, admite que la candidatura del Múgica fue sugerida por el propio Almunia y acatada por su equipo, pero añade que obtuvo el refrendo del comité provincial con un 68%. Y asegura que se ha comprometido a tener un mayor contacto con su electorado, dar charlas y cuidar a las agrupaciones socialistas que le han sostenido el nivel de voto.

Ramón Jáuregui se volcó en campaña, espoleado, como el resto de sus compañeros por el asesinato Buesa. Sosegado y conciliador, fue quien más expectación levantó en los actos públicos y en las reuniones que organizó con trabajadores de los diferentes sectores y con las organizaciones empresariales. El partido trabajó para él, y él devolvió el esfuerzo manteniendo en Álava el escaño y la representación en el Congreso de los Diputados. Indiscutido en Álava, ya que Buesa fue uno de sus hombres fuertes durante el ciclo en el que él pilotó el socialismo vasco, Jauregui se instaló en la sede socialista alavesa sin levantar ninguna suspicacia ni críticas adversas. Benegas lleva de cabeza de cartel en Vizcaya desde 1989, aunque en las elecciones del 77 y del 79 era ya el número dos de la listas. Pero los socialistas vizcaínos que han seguido la campaña han visto a su presidente "tan ilusionado como si fuera su primera elección. Ha pedido consejo, papeles para intervenciones, etc". Lejos de darlo todo por hecho, ha pisado estudios radiofónicos, pateado la calle y preparado intervenciones con "ánimo". Y pese a perder 18.000 votos, ha mantenido los dos escaños, aunque ahora es tercera fuerza.

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