El documento pide la creación de empresas para explotar la investigación universitaria La producción de nuevas tecnologías debe ser un "objetivo prioritario" en la educación superior

Muchas de las investigaciones que llevan a cabo los alumnos y profesores universitarios quedan en nada por falta de explotación y continuidad, lo que constituye un despilfarro intelectual, científico y económico que la sociedad española no puede permitirse. Para atajar esto, el informe Bricall pide que la Administración dé facilidades financieras y jurídicas para permitir la creación de empresas que exploten los resultados de las investigaciones que se llevan a cabo en las universidades. La intención es que esas empresas estén constituidas por los propios estudiantes y los profesionales que hayan realizado las investigaciones o que al menos participan en ellas.

Las nuevas y variadas investigaciones que se llevan a cabo en las universidades pueden contribuir a la innovación en el sector productivo, señala en informe Universidad 2000. Y propone una serie de iniciativas, además de la creación de empresas, para favorecer la relación entre las universidades y el ámbito empresarial:- Valorar la experiencia en innovación en la carrera profesinal del personal docente e investigador.

- Promover la capacidad de gestión y de conomiento del mercado por parte del personal investigador.

- Crear métodos claros y objetivos de valoración de proyectos y actividades de investigación en el ámbito de las ciencias humanas y sociales.

- Crear grupos pluridisciplinares que abarquen a los participantes de todos los eslabones que llevan a cabo el proceso innovador.

- Dar un mayor estímulo a los programas de I+D compartidos entre las universidades y las empresas.

- Establecer nuevos centros de investigación de excelencia tanto de ciencias básicas como de humanidades.

- Favorecer la movilidad entre el personal investigador de las universidades y el del empresas. Permitir y estimular la permanencia del personal investigador (con estatuto de funcionario y no sólo de personal en formación) de las universidades en los departamentos de I+D de las empresas.

El informe señala la necesidad de incrementar los fondos que financian investigación básica, ya que en desde hace unos años han descendido tras el incremento experimentado entre 1990 y 1995. En 1990, estos fondos representaban el 18% del total y en 1995, el 25,3%.

Más investigadores

El documento plantea que sería necesario establecer un programa plurianual para incrementar el número de personas que trabajan en I+D tanto en el sector público como en el privado, así como estimular las fuentes de financiación procedentes de la UE y de organismos internacionales de investigación. Para ello, añade que habría que crear nuevos grupos de investigación competitivos y capaces de concurrir satisfactoriamente a esos concursos internacionales de recursos.

El informe destaca la importancia creciente de las tecnologías de la información y de la comunicación y señala el retraso de la UE en su desarrollo con respecto a Estados Unidos. El texto propone una serie de medidas para que las universidades se pongan al día en este terreno:

- Fomentar el desarrollo de nuevas tecnologías de la información y la comunicación desde las universidades, la formación continuada de la población en este campo y la producción de materiales multimedia y tecnologías aplicadas al aprendizaje.

- Organizar iniciativas para la formación de los profesores en esas nuevas tecnologías e incentivar su empleo en los cursos. El informe advierte que la inversión en nuevas tecnologías será un fracaso si los profesores no están motivados y capacitados para su uso.

- Desarrollar políticas de ayudas a los estudiantes para que dispongan de un ordenador adecuado para apoyar sus estudios y de acceso gratuito a Internet. El estudio resalta que España es uno de los países europeos con menor tasa de ordenadores con conexión a Internet por habitante.

Ocho grandes medidas para renovar la Universidad

En los nueve apartados de los que consta el informe Bricall se analiza detalladamente la situación, las carencias y las líneas de actuación para el futuro. Éstas son las ocho principales medidas que propone el documento relacionadas con los estudios, la financiación y los alumnos:

-Crear una agencia de acreditación oficial que revise periódicamente todas las carreras. La agencia supervisaría todas las carreras impartidas en las universidades públicas y privadas para garantizar su calidad y renovar su acreditación.

-Definir una nueva clasificación de las titulaciones en cuatro tipos homologados nacionalmente: A, B, C y D. Las A y C serían más académicas, y B y B, orientadas al ejercicio profesional. Las A serían licenciaturas, y las B, diplomaturas encaminadas a una profesión como magisterio o enfermería. Las C serían masters o doctorados que profundizan en disciplinas, y las D, masters relacionados con el ejercicio profesional.

-Aumentar la financiación pública del 76% actual al 80% y reducir la privada del 24% al 20%.

-Elaborar un plan de financiación a 10 años para conseguir un incremento del gasto que permita llegar al 1,5% del producto interior bruto (PIB) desde el 1,1%. Según el modelo que se plantea, ese aumento anual sería creciente durante los 10 años, al cabo de los cuales se consolidaría un incremento de 375.000 millones de pesetas a sumar a los 650.000 actuales.

-Duplicar la cantidad de becas y su cuantía. Un aumento de las becas del 17,3% de media actual al 40% en los dos primeros cursos, y conceder unos nuevos préstamos renta al 30% de los alumnos de los últimos cursos. Esos préstamos los concedería el Estado, no tendrían intereses y los devolvería el alumno cuando trabaje y sus ingresos alcancen la renta per cápita nacional.

-Redefinir los créditos académicos actuales en las universidades y en todas las instituciones que imparten estudios superiores para que no equivalgan a horas de clase como ahora (un crédito son 10 horas lectivas), sino que reflejen la intensidad del trabajo y el aprendizaje.

-Aplicar medidas para evitar las excesivas repeticiones de curso. Dar a cada alumno, cuando empiece la carrera, un número limitado de créditos académicos que irá consumiendo al realizar cada matrícula. Cuantas más materias repita, más créditos usará. Al acabarlos termina su derecho a proseguir esos estudios. Ahora bien, no habrá limitación de tiempo para usar esos créditos.

-Organizar mecanismos en las universidades para solucionar las situaciones de rigor desproporcionado, es decir, las asignaturas hueso.