La cumbre de la OPEP empieza con serias diferencias para subir la producción de crudo
Viena será hoy la capital económica del mundo. Los 11 miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) deben decidir en la capital austriaca si suben la producción mundial de crudo, lo cual reduciría su precio y alejaría el temor a un repunte de la inflación. Ayer, sin embargo, las diferencias eran apreciables. El bando que está a favor del aumento, encabezado por Arabia Saudí, no ha logrado acercar su posición a la del grupo de Irán, que se resiste a que haya más petróleo en el mercado a partir de abril próximo.
Las decisiones en la OPEP deben ser tomadas por unanimidad, lo cual es un obstáculo más para intentar vislumbrar lo que sucederá en la reunión de hoy. Pese a todo, el mercado mantiene su apuesta por la aprobación de un alza de la producción de 1,2 a 1,5 millones de barriles diarios, aproximadamente entre un 5% y 6% de la producción. Una postura que defiende Arabia Saudí.Ello aplacaría la inquietud que ha provocado la escalada del precio del barril de crudo, que prácticamente se ha triplicado (de 10 a 30 dólares) en el último año. El viernes cerró al borde de los 26 dólares. Ese fuerte incremento del coste del crudo disparó el precio de los carburantes (en España, las gasolinas subieron un 40% en 1999) y encendió todas la luces de alarma sobre el comportamiento de la inflación (un 3% en España) y su posible efecto sobre el sostenido crecimiento de la economía mundial.
El gran escollo para que el aumento de producción fructifique se encuentra en la postura de Irán, el segundo mayor productor de crudo de la organización, detrás de Arabia Saudí. Ayer mismo, el ministro iraní del Petróleo, Bijan Namdar-Zangheneh, reiteró su oposición al aumento de producción y sugirió "la fijación de un techo a la producción para un periodo de tres meses".
Contactos de última hora
Mientras, el presidente iraní, Mohamed Jatamí, conversaba telefónicamente con el príncipe heredero saudí, Abdalá ben Abdel Aziz, y con el líder libio, Muammar el Gaddafi, para intentar acercar posiciones ante la reunión de hoy, según informó la radio iraní, que no dio más datos.
Hace dos meses Irán se oponía, junto a Libia y Argelia (los halcones de la OPEP), a que se produjera un aumento de la producción a partir de abril. Más tarde, la ofensiva diplomática iniciada desde dentro de la OPEP por saudíes y venezolanos, sumada a la presión de EEUU, había logrado que el Gobierno iraní cambiase de idea y aceptara que era necesario aumentar la producción para estabilizar el precio internacional del crudo, que a principios de marzo ya había alcanzado los 32 dólares, su máxima cotización en una década.
Irán comenzó entonces a estudiar la posibilidad de apoyar un aumento de la producción, aunque éste debía ser "moderado"; es decir, unos 700.000 barriles diarios. Para los iraníes, tanto el aumento de 2,5 millones de barriles que solicitan los países consumidores asesorados por la Agencia Internacional de la Energía (organismo perteneciente a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, el club de los países ricos) como el de entre 1,2 y 1,5 millones barajado por algunos miembros de la OPEP, era mucho. Irán teme que un alza de más de un millón de barriles derrumbe los precios del crudo, de los cuales su economía es tan dependiente. Poco después de dar su respaldo a un aumento de la producción hace sólo tres semanas, Irán dio marcha atrás y volvió a su postura inicial. Según fuentes de la OPEP, Teherán llega a Viena con una táctica que no admite términos medios; es decir, si apoya un alza de producción, será en sus términos o no será.
No obstante, a ninguno de los analistas que ayer estaban en Viena atentos a la reunión del comité de vigilancia, que en la noche de ayer abrió los contactos informales en la capital austriaca, se le escapa que Irán no desea un enfrentamiento abierto con EEUU ahora que las relaciones diplomáticas entre los dos países avanzan paso a paso a la normalidad. Estados Unidos, el mayor importador de petróleo del mundo, es el que más presiones ha ejercido sobre los países de la OPEP, llegando incluso a amenazar con dejarlos sin ayuda económica y militar para que aumenten sus cuotas de producción.
Argelia y Libia nunca han dado marcha atrás en su postura de no apoyar un aumento de la producción. Sin embargo, tras la visita del ministro de Energía de Venezuela, Alí Rodríguez, y de Bill Richardson, su homólogo estadounidense, a Argel la semana pasada, el Gobierno del país norteafricano lanzó un mensaje de optimismo respecto al resultado de la cumbre de hoy.
Modificación de cuotas
No respaldó el aumento, pero sí dejó entrever que apoyaría una modificación de las cuotas de producción, siempre y cuando esa medida pudiese garantizar de algún modo que el barril de petróleo se mantendría en torno a 25 dólares a partir de abril y por lo que resta de año.
Este precio es el que está en la mente de todos los miembros de la OPEP, y es el que quieren mantener, pues es el que consideran "justo" tanto para sus intereses como para los de los países consumidores. Venezuela, el tercer mayor productor del cartel y el artífice, junto a Arabia Saudí y México (no miembro de la OPEP y que ahora defiende el aumento de la producción), de la actual política de recortes que ha llevado el precio del crudo a triplicarse en el último año, propone desde hace meses la implantación de una banda de precios para el crudo de entre 22 y 25 dólares. Pero esta iniciativa no ha tenido casi ningún respaldo por parte de los otros miembros de la OPEP. Pese a ello, la delegación venezolana insistirá hoy en su propuesta, más aún si bien entrado el día todavía no se ha llegado a un acuerdo.
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