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Cerrar un ciclo milenario

Hay pocos momentos en los que se cierra un círculo dos veces milenario. La visita del papa Juan Pablo II al memorial del Holocausto Yad Vashem no cierra el capítulo de la "corresponsabilidad" del Holocausto, pero sí señala un sincero intento de abrir una nueva era de amistad entre dos hermanos distanciados, el cristianismo y el judaísmo.(...)Sin embargo, ni siquiera a este Papa, cuya cercanía personal al pueblo judío es incuestionable, le fue posible ir tan lejos como deseaban los principales rabinos. O tan lejos como llegaron los obispos alemanes y polacos en su declaración de 1994 Antisemitismo, la Shoah y la Iglesia, en la que los obispos sí hablaban de la "corresponsabilidad" cristiana en el genocidio nazi.

El Papa tenía razón al afirmar el jueves en Yad Vashem que "sólo una ideología sin Dios podía planear y llevar a cabo la exterminación de un pueblo entero". Sin embargo, el término "corresponsabilidad", por difícil que sea, es el adecuado, a pesar de que el nazismo también fuera una ideología anticristiana. Es adecuado porque, sin los casi 2.000 años de antisemitismo cristiano, el Holocausto no hubiera sido posible.

No hay ningún motivo para que el pueblo judío olvide el pasado o para pasar por alto heridas que seguirán abiertas hasta que se traten de forma completa y sincera. La visita del Papa a Israel, sin embargo, también debería señalar una transición para el pueblo judío en la que se reconozca el cambio fundamental de la relación entre judíos y cristianos en el mundo moderno.

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Jerusalén, 24 de marzo

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