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ANIVERSARIO DE LA GUERRA

El jefe de la OTAN evita Mitrovica al cumplirse un año de los bombardeos

El secretario general de la OTAN, el británico Georges Robertson, y el comandante en jefe, el general de Estados Unidos Wesley Clark, anularon ayer la planeada visita a la conflictiva ciudad de Mitrovica en su viaje a Kosovo con motivo del primer aniversario del comienzo de la guerra contra Yugoslavia. Robertson argumentó que la visita se anuló por falta de tiempo y que prefería visitar una escuela porque los niños son el futuro de Kosovo.

Robertson y Clark jugaron ayer al gato y al ratón en Kosovo con la escasa prensa que esperaba una anunciada visita en Mitrovica, la ciudad del norte de Kosovo donde viven enfrentadas las comunidades serbia y albanesa. En el centro de prensa de la capital de Kosovo, un oficial francés anunciaba la anulación de la visita a Mitrovica. Al mismo tiempo, el oficial comentaba que en Mitrovica la situación era tranquila y no se habían producido manifestaciones. Los serbios no tenían ayer nada que celebrar, a no ser la derrota en la guerra iniciada hace un año, que los ha convertido en parias en un Kosovo considerado por ellos la cuna de la patria y la nacionalidad. Por añadidura, los serbios de Mitrovica, donde todavía viven 17.000 junto con unos 2.000 albaneses, lamentan que se les ha cortado la ayuda procedente de Belgrado. Oliver Ivanovic, el líder de los serbios de Mitrovica, se quejaba ayer: "Belgrado no deja pasar víveres a través de la frontera de la parte serbia. Creo que pretenden tener más influencia sobre esta región y no se preocupan por nosotros. Sólo quieren enfadarnos o que nos vayamos a Serbia".

Unos cuarenta kilómetros al sur de Mitrovica, en Pristina, con hora y media de retraso sobre el horario previsto, comparecieron ante la prensa Robertson, Clark, el representante de la ONU para Kosovo, el francés Bernard Kouchner, y el general alemán que manda la Kfor, Klaus Reinhardt. El único que abrió la boca fue Robertson. Clark respondió con un par de frases a una pregunta. Kouchner y Reinhardt fueron meros convidados de piedra. En menos de media hora, con declaración de Robertson y cinco preguntas, se liquidó la conferencia de prensa, como si se tratase de cumplir con un penoso deber, una especie de ejercicio obligado. Defendió Robertson la intervención armada de hace un año no sólo como una cosa bien hecha, sino como "la única posible" y alabó la presencia en Kosovo hoy día de unos 40.000 soldados y de millares de policías "para aportar paz y seguridad a todos los grupos étnicos".

Respecto a los bombardeos iniciados ayer hace un año, Robertson ha dirigido en los últimos días una carta a Naciones Unidas en la que reconoce que durante la campaña Fuerza Aliada se lanzaron sobre Yugoslavia un total de 31.000 proyectiles con uranio empobrecido. Al referirse a la situación de hace un año, Robertson expuso que el régimen del presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, quemaba las casas, ametrallaba e impedía al pueblo disfrutar de educación y de salud. Concluyó Robertson reconociendo que todavía queda mucho por hacer.

A continuación, el secretario general de la OTAN regateó como pudo cinco preguntas. La más emotiva la planteó una periodista serbia que dijo: "Es la segunda vez que me atrevo a dar mi nombre en público tras la guerra". A continuación, preguntó cuándo y cómo se va a parar la limpieza étnica en Kosovo. Robertson tomó el rábano por las hojas y habló de la limpieza étnica de Milosevic y no la actual contra los serbios. Cuando la periodista quiso pedir una respuesta concreta, le dijeron que ya no quedaba tiempo para más preguntas.

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